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Dos dedos bastan para salvar una vida

Voluntarios de pediatría del HUCA aprenden, con monitores de toda Asturias, a sacar a un niño de una parada cardiorrespiratoria

Una monitora enseña a realizar la maniobra de reanimación. LUISMA MURIAS

"Hacer el boca a boca y realizar compresiones torácicas durante los primeros ocho minutos después de una parada cardiorrespiratoria puede decidir si la persona que la ha sufrido sobrevive y si va a tener secuelas neurológicas", según Corsino Rey, el responsable de la UVI pediátrica del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias). Lo explicaba ayer, en el atrio del edificio de La Cadellada, mientras 26 voluntarios aprendían a realizar la maniobra de recuperación cardiorrespiratoria en niños y bebés. Treinta compresiones y dos respiraciones, esa es la combinación que salva vidas, indicó. Lo que cambia en un niño y en un adulto es la fuerza que hay que imprimir al movimiento: en los bebés basta presionar con dos dedos, en los niños con una mano, con los mayores son necesarias las dos.

El taller de ayer en el HUCA tenía la singularidad de estar dirigido a los voluntarios de la Asociación Galván contra el cáncer infantil, de Cruz Roja y de "Clowntigo", además de al personal de las aulas hospitalarias y la trabajadora social. Todos están integrados en el programa hospitalario "Mioshuca", que se propone hacer más llevaderos los ingresos a los niños. Tras media hora de teoría los monitores y los voluntarios tomaron posiciones en el atrio, alrededor de los muñecos distribuidos en el suelo, y comenzaron a practicar.

Corsino Rey explicó que antes de empezar a maniobrar hay que avisar a los servicios de emergencia, llamando al 112. Tranquilizó a quienes temer realizar la maniobra incorrectamente y dañar al enfermos. "Es imposible hacer más daño del que está sufriendo", comentó. Como en muchas otras actividades todo es cuestión de práctica, explicó, y es a base de repeticiones como se domina.

Los fallos cardiacos son los que más comúnmente requieren este tipo de intervención en adultos, mientras que en los niños suele ser una parada respiratoria la que obliga a hacer uso de esta maniobra. "En el ochenta por ciento de los casos es por problemas respiratorios", según Corsino Rey.

Los monitores llegaron de diversos centros hospitalarios de la región. Felipe Piedra, del Valle del Nalón, explicó a sus voluntarios que la maniobra es "fácil de aprender y muy efectiva". Ahinoa Álvarez, de la Asociación Galván, lo confirmó. La trabajadora social, Magaly Fernanz, se esforzaba en repetir los movimientos. "Es fácil, pero aprenderlo requiere su tiempo", añadió. Unos metros más allá Carmen Herrería, la maestra de las aulas hospitalarias, hacía lo mismo. "Considero que deberíamos aprenderlo todos para usarlo en el día a día", manifestó. En el Hospital no lo utilizará porque trabaja rodeada de profesionales, pero sabe que en cualquier momento, en un colegio o en un parque, podría ayudarle a salvar la vida de una persona.

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