El director de cine Emilio Ruiz Barrachina (Madrid, 1963) se va enterando de los premios de la tercera edición del Festival de Cine y Arquitectura de Oviedo mientras conversa con LA NUEVA ESPAÑA. Hablamos en una terraza de un céntrico bar avilesino. Ruiz Barrachina competía con "El violín de piedra" y fue elegido mejor director del encuentro que ayer se despidió entre loas y aplausos. A Ruiz Barrachina le gusta presentarse como avilesino "por descendencia". Y es que su hija es avilesina de pro y él ejercició de avilesino en los primeros años ochenta, "cuando esta ciudad era negra", subraya.

-Enhorabuena.

-El Ficarq es el primer festival en el que participamos con "El violín de piedra". Salió del laboratorio la semana pasada, así que, está reciente. Prácticamente, nos dieron los másteres para traerlos al Festival de Oviedo. Me acaban de comunicar el premio al mejor director (durante la conversación sabrá que Carlos Álvarez-Nóvoa fue designado mejor actor y que la producción se lleva el premio a la mejor banda sonora).

-¿Ser cineasta en estos tiempos es un trabajo peligroso?

-Un deporte de riesgo, aunque ahora, por lo menos, este es menor. Hace un año o año y pico di un giro en mi carrera. Antes hacía cine desde la dirección y la producción. Decidí que no iba a volver a entrar en producciones. De hecho, he vendido mis participaciones que tenía en distintas empresas. Creo que he pasado una etapa en que he demostrado el cine que yo hago. A partir de ahí, es curioso, me han empezado a llamar como director y ahora empiezo otra etapa que he cerrado con "El violín de piedra",una película con toques surrealistas, muy de autor. Entro ahora en una que podíamos llamar más comercial o más internacional.

-Sí, porque está cociendo una gran producción.

-En verdad, dos. A finales de este año rodamos "Yerma", que ya está levantada. Una adaptación de la tragedia de Lorca, pero traída a nuestro tiempo, un poco en la línea del "Romeo y Julieta" de Leonardo di Caprio. Hay otra segunda película, que está en preproducción y que se rodaría a finales del próximo año,y que es un gran proyecto: "Liberty Station". Ambas se van a rodar en inglés y el elenco se está cerrando ahora. He cerrado con una productora norteamericana tres películas en cinco años. Y ya tengo dos. La tercera, según contrato, la proponen ellos.

-Vamos paso a paso. Hábleme de "Yerma".

-Empezamos a rodar en noviembre en Londres. En principio, el elenco lo protagonizaría Candela Serrat, la hija de Joan Manuel Serrat, que ha hecho mucho teatro en Londres. Está Geraldine Chaplin, que haría el papel de La Vieja. Estamos en conversaciones, sólo en conversaciones, con Antonio Banderas.

-¿Cómo se lleva al presente un caso tan singular como el que se cuenta en "Yerma"?

-Me parece que una peripecia como esta que presentó Lorca hace casi cien años tiene su paralelo en la actualidad: en el "Tea Party", por ejemplo: la mujer que no concibe tener hijos fuera del matrimonio. Estos convencionalismos sociales, practicamente, no han cambiado.

-¿Lo cree de verdad?

-Ha cambiado la fachada: el pensamiento muy conservador, el arraigo de la educación no ha cambiado.

-Se desarrolla en Londres.

-Es que es ahí donde se dan estos extremos, más que en el mundo latino. Ahí tiene por ejemplo a Sarah Palin, una mujer que se da en aquellos mundos más que en este.

-¿Qué tiene Lorca?

-El mundo lorquiano atrapa y atrapa mucho. Hice el documental sobre Lorca que me llevó a Morente y este, a su vez, me devolvió a Lorca y a Luis Rosales. Ahora vuelvo, pero a la obra. Hasta ahora había sido la persona.

-¿Qué es "Liberty Station"?

-Un guión original que se basa en la historia real de tres hermanas gallegas que salvaron a más de 3.500 judíos en la II Guerra Mundial. Eran las dueñas de la cantina de la estación de tren de Ribadavia, en Galicia. El guión está escrito, aprobado, está la financiación encima de la mesa, contamos con el apoyo de la comunidad judía de Estados Unidos. Rodaremos en Madrid, en Galicia y en Nueva York.

-¿Qué supone el salto de director de culto a comercial?

-El guión lo escribí con mi equipo habitual, sí es verdad que hay más acción, pero me reservo sombras de autor, toques líricos que son particulares de mi cine. No, no me he vendido.