"La nena volvió a nacer. Bueno, ella y nosotros, la verdad". Magdeline Laca apenas daba crédito a la suerte que había corrido su hija tras caer ayer encima del carrito en el que iba la niña un semáforo con señales de stop y ceda el paso incluidas. Un autobús regional lo derribó justo cuando la familia, de siete personas, estaba al lado del poste, en la confluencia de las calles Santa Clara con Foncalada, hacia las tres de la tarde. La pequeña Lucía, de 22 meses, resultó ilesa, pero el padre -que empujaba el carrito- recibió grapas por una brecha en la cabeza, y el abuelo necesitó una cura en un brazo por varios rasguños.

Según la Policía Local, el vehículo -de la empresa Alsa- atravesó Santa Clara y en el momento de girar hacia Foncalada se montó en la acera con las ruedas traseras por causas que los agentes están investigando. El autobús chocó con el semáforo y lo derribó por la fuerza del impacto. La voluminosa señal de tráfico se cayó sobre una de las ruedas delanteras del carro de bebé, que quedó aprisionado entre los hierros

"Él padre casi cae 'patrás' y no hablaba, así que cogilo de la mano y traté de calmalo, pero vimos que sangraba". La abuela de la niña relató lo que había pasado minutos después del accidente, y ya algo más tranquila al ver que su nieta estaba bien y que las lesiones del padre y el abuelo no eran graves. Eso sí, tanto ella como la madre de la cría insistían en que "había que aclarar lo sucedido" y que "fue increíble la facilidad con que el semáforo se vino abajo, como una hoja de papel".

Los servicios médicos de urgencias del 112 acudieron al lugar del suceso con una ambulancia y una UVI móvil alertados por decenas de llamadas de vecinos y viandantes que, o bien habían visto el accidente, o habían oído un estruendo. Una de las pocas personas que hicieron las dos cosas fue uno de los mendigos más célebres de la ciudad, Manolín "El Gitano" (Manuel Manzano), que estaba paseando por Foncalada en ese momento. De hecho, declaró ante la policía. "No sé si perdió el control o qué, pero le dio bien al semáforo y no mató a la guaja porque Dios no quiso".

La familia -formada por el matrimonio, la niña, su hermano de nueve años, sus abuelos y una tía- habían venido de La Felguera para pasar el día e iban a comer a una sidrería de la calle Santa Clara. "Estábamos de lo más tranquilos, con la nena dormida en el carrito y todo", explicó Laca con su hija en brazos, alrededor de las tres y media de la tarde. Al caer el semáforo, la pequeña lloró desconsoladamente "y luego se quedó muy apagadina, como asustada por todo el revuelo".

Por precaución, el padre fue trasladado al HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) para someterse a una revisión más completa y la familia tuvo que esperar a que un operario desatornillase parte de la estructura de la señal para liberar el carrito de la niña, completamente atrapado bajo el metal.