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La música no suena al gusto de todos

Las nuevas corporaciones de Oviedo y Gijón cuestionan los modelos de los conciertos de verano, que combinan, con diferentes fórmulas, lo público y lo privado

La música no suena al gusto de todos

Los modelos festivos y conciertos veraniegos de las dos grandes ciudades asturianas están siendo revisados con lupa por las nuevas corporaciones municipales. En el caso de Oviedo, durante años, la oposición criticó la "privatización" de las fiestas de San Mateo con el traslado de los conciertos a un recinto creado "ad hoc" en La Ería y un gasto municipal de 600.000 euros para conciertos de pago. Una vez en el gobierno, el tripartito ha anunciado un cambio y ha puesto a los servicios de Intervención del Ayuntamiento a revisar algunas de las contrataciones. Mientras, en Gijón, que se nutre de conciertos gratuitos para la Semana Grande de las fiestas Begoña y un par de conciertos de artistas internacionales al año (enmarcados en la política de "grandes eventos" cuyo coste revierte en la ciudad), la polémica ha estallado con el concierto de Elton John -800.000 euros- que ha tenido que ser trasladado a última hora a un recinto con menos de la mitad de aforo del inicial.

En Oviedo los conciertos de La Ería se gestionan por medio de la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF), que gasta 600.000 euros en la programación, que se realiza con tres modalidades distintas de contratos. Por ejemplo, algunos de los contratos de este año ("Auryn", Abraham Mateo y Miguel Bosé) son afrontados por la SOF directamente, sin intermediarios, y el Ayuntamiento se queda con la recaudación. Aunque el cobro de las entradas se gestiona a través de la empresa adjudicataria de la producción de la carpa de La Ería (uno de los contratos que está en cuestión). La segunda modalidad de contratación en Oviedo es la que realizan promotores privados, que asumen directamente la venta de entradas a través de sus canales porque van "a riesgo", aunque aceptan en el contrato las condiciones de la carpa. Es el caso de los conciertos de "Los Suaves", Pablo Alborán y Melendi.

Por último, hay otro tipo de conciertos en La Ería que organizan promotores privados pero que contemplan un derecho de retorno para la SOF, a partir de la venta de un determinado número de entradas. Este es el caso de los conciertos de Rick Astley e Iggy Pop. Fuera de La Ería se organizan en la plaza de La Catedral conciertos de grupos "minoritarios", contratados directamente por la SOF y de carácter gratuito para el público. Para la organización de los festejos de San Mateo la Sociedad cuenta con un presupuesto global de 1,2 millones de euros. Las cuentas del último San Mateo arrojaron un desfase negativo de 25.000 euros respecto al presupuesto inicial, de 1,5 millones, que el Ayuntamiento achacó a la cancelación del concierto de "Extremoduro".

Los anteriores gestores municipales defienden el éxito de este modelo en función de su aceptación. En dos años, los conciertos organizados en la carpa de La Ería sumaron 90.000 personas -el concierto del año pasado con Víctor Manuel y sus amigos subió la media- lo que equivale a tres conciertos de Bruce Springsteen en El Molinón, con un coste de un millón por espectáculo.

En Gijón los conciertos se programan a través de Divertia, una sociedad municipal. Los conciertos de la Semana Grande -en Poniente y la Plaza Mayor- son gratuitos (el nivel de los artistas es similar al de los que actúan en la Catedral) y cuestan al Ayuntamiento 400.000 euros. Sin embargo, durante el verano el Ayuntamiento combina esta programación con otros conciertos, que igual que sucede en Oviedo, se gestionan con diferentes modalidades de contratación con promotores. Alejandro Sanz, por ejemplo, llega a Gijón con un contrato "a riesgo", que al Ayuntamiento le sale prácticamente gratis porque solo tiene que ceder el espacio. Todo esto se complementa con dos conciertos de artistas internacionales, este año Elton John (800.000 euros) y Lenny Kravitz (250.000 euros más impuestos y costes de producción).

En definitiva, aunque el modelo de Gijón comenzó siendo íntegramente público en los años noventa, con el paso de los años son más las actividades "consensuadas" con entidades privadas en busca de nuevas fórmulas. La política de los conciertos de grandes estrellas internacionales -de la época socialista- recuperada por Foro con gran éxito tras el concierto de Springsteen, vuelve a estar ahora en tela de juicio.

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