El presidente de Hostelería de Asturias, José Luis Álvarez Almeida, se ha quedado solo defendiendo Gastromateo. Su llamamiento a favor de los profesionales no ha obtenido la respuesta que cabría esperar. Los empresarios que no pertenecen a su asociación quieren tener cabida en las fiestas de la ciudad, pero exigen una adjudicación abierta y transparente. Entre tanto, los gestores de los chiringuitos de San Mateo no se toman en serio su propuesta de profesionalizar los chiringuitos o sustituirlos por la feria gastronómica privada.

El concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos "Rivi", cerró la puerta a la instalación de la feria gastronómica de Hostelería de Asturias en el Campo San Francisco. No se hará en el paseo de los Álamos para evitar daños al mosaico de Antonio Suárez ni en el paseo del Bombé por que ya está comprometido para actividades infantiles, orquestas y bailes. Para Álvarez Almeida, que llegó a proponer el traslado de Gastromateo a la Fábrica de Armas, todo eso son "pamplinas".

Sus colegas de profesión no opinan lo mismo. Edén Jiménez, el presidente de la asociación Unión y Defensa de Hosteleros de Asturias, considera "vergonzoso que una asociación de hostelería se dedique a ser una promotora de eventos" y critica "el monopolio" de la patronal, encabezada por Álvarez Almeida, en la feria gastronómica de San Mateo.

Jiménez cuestionó la identidad misma de Gastromateo. "De gastro tenía poco; al final han acabado haciendo lo mismo que los chiringuitos", opina. Su asociación, explicó, está dispuesta a "colaborar desinteresadamente" con el Ayuntamiento y "buscar una fórmula para organizar un evento de calidad, al que tenga acceso cualquier hostelero, con una convocatoria pública y totalmente transparente". El presidente de la Unión de Hosteleros restó importancia a las amenazas de Álvarez Almeida, incluida la de boicotear el Desarme. "No representan ni al 10 por ciento de los profesionales", señaló.

"La gracia que tiene San Mateo son los chiringuitos. La gente no espera un trato profesional ni precios profesionales, sino comer un bocadillo con una cerveza y pasárselo bien en un ambiente relajado. Queremos ganar dinero pero no es el foco de nuestros intereses", sostiene David Incio, del Pinón Folixa. En su opinión "si se profesionalizasen, los chiringuitos desaparecerían". Con los fondos que recauda durante las fiestas, explicó, el Pinón "financia Radio Cucaracha, el colectivo Acción en Red y La Escandalera, que ofrecen charlas y actividades abiertas todo el años".

Vinculada al Rincón Cubano, Susana Moral, se reservó la opinión sobre las declaraciones de Álvarez Almeida hasta que sean tratadas por todos los que colaboran en este chiringuito. De todos modos, ella opina que "la tradición de la fiesta es la de los chiringuitos". "No creo que se ponga sobre la mesa que se retire lo más simbólico de ella", añadió.

Jaime Campillo, como portavoz del chiringuito de la Asociación de Peñas Azules del Real Oviedo (APARO), manifestó que sobre el futuro de Gastromateo "ni entramos ni salimos", aunque puntualizó que "los chiringuitos son gestionados por asociaciones sin ánimo de lucro y los hosteleros tienen su trabajo durante el año". Campillo señaló que el chiringuito de la APARO tiene "un público seguro".

Hosteleros como Joaquín Trigueros, de la Ruta de los Vinos, sostienen que "la gestión de Gastromateo no es nada transparente: siempre son los mismos, ellos se lo guisan y ellos se lo comen". "Lo que se hace en suelo público requiere una convocatoria pública", puntualizó. Él apuesta por "mejorar los chiringuitos y dar cabida a los hosteleros". Pedro Caramés, con establecimientos en Gascona y en el Antiguo, fue más tajante. "Yo estoy en contra de Gastromateo y de los chiringuitos. Los hosteleros deben defender su negocio día a día y no entiendo que Hostelería de Asturias haga esto para financiarse, no debería ser una empresa de eventos, debería defender los derechos de sus empleados", expuso.

Desde el PP, Belén Fernández Acevedo, presidenta de la SOF (Sociedad Ovetense de Festejos) hasta las pasadas elecciones, acusó al nuevo tripartito de "animadversión hacia el sector de la hostelería" y atacó directamente a Sánchez Ramos, de quien dice que "odia a los empresarios, odia a quienes tienen iniciativas privadas y odia que se pueda poner en peligro el negocio en el que él sirvió mojitos -al igual que el marido de Ana Taboada- durante muchos años", en referencia al Rincón Cubano. Fernández Acevedo indicó que cuando el edil de Cultura recibió la petición de instalar Gastromateo en el Bombé aún no había actividades asignadas a ese espacio y comparó el conflicto abierto con la polémica de los conciertos de La Ería, por "el revanchismo".

El ex alcalde Antonio Masip (PSOE), que en la década de los ochenta importó los chiringuitos de Bilbao, no quiso opinar sobre posibles cambios en el modelo festivo. "Estoy seguro de que el Alcalde sabrá hacer lo mejor", se limitó a manifestar.