La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista a Javier Fernández , presidente del Principado

"No veo más alternativa que todos seamos responsables y negociemos"

"Soy transparente, disimulo mal: la investidura no era momento para mostrar grandes sonrisas"

Javier Fernández, en Presidencia. JULIÁN RUS

El socialista Javier Fernández enfrenta su segundo y último mandato como presidente de Asturias con muchos retos por delante y poco apoyo parlamentario. Su receta es, para todos, diálogo y responsabilidad.

-Vuelve a la presidencia del Gobierno asturiano tras tres años que no han sido fáciles. ¿Cómo valora la experiencia?

-Sabía que tenía que ser necesariamente polémica. La constitución de la Cámara era muy fragmentada. No me había hecho la expectativa de obtener algún tipo de reconocimiento, así que el nivel de crítica no me pilló por sorpresa. Lo que tengo claro es que hice lo que razonablemente se podía hacer con las restricciones presupuestarias y las limitaciones políticas que encontré.

-¿Destaca algún logro?

-No quiero singularizar nada, la gente sabrá cuando hagan una evaluación más reposada. Para mí lo esencial era el mantenimiento de la calidad de los servicios públicos, en un contexto tan difícil que sólo los que gobernamos somos capaces de valorarlo en su auténtica dimensión. Si hubiera elementos de comparación con los servicios públicos de otras comunidades, creo que el reconocimiento sería mayor.

-Ha renovado la mitad de su equipo. ¿Es un gobierno continuista, como dicen sus críticos?

-Me acusan de continuismo, pero también me critican por haber cambiado a la mitad de los consejeros. Si no hubiera cambiado a ninguno, sería inmovilista. Hay continuidad y hay renovación.

-¿Qué buscaba con esos cambios, perfiles más dialogantes, más sosiego?

-Más tranquilidad y más sosiego me hubiese gustado tenerlos antes. Había la necesidad de hacer cambios, y al que toma las decisiones le queda el rescoldo de haber sido injusto. Estoy muy agradecido al trabajo de todos los consejeros, las carteras que han cambiado son las que más proyección social tienen, pero también cuentan con una gestión interna más densa e intensa.

-Preside un gobierno con sólo 14 de 45 diputados. ¿Cómo piensa torear esa debilidad parlamentaria?

-No hay otra fórmula que la búsqueda de pactos, la flexibilidad debe ser uno de los elementos determinantes de esta legislatura.

-La investidura ya fue sumamente compleja. ¿Un botón de muestra de lo que espera?

-Fácil no va a ser, desde luego, no me hago ilusiones al respecto. Pero además de nuestras diferencias, que son constatables, tenemos una responsabilidad con Asturias y los ciudadanos que nos obliga a todos, no sólo al Gobierno y a mí.

-¿Hubo soberbia en presentarse sin aliados a la votación en la que empató con Mercedes Fernández?

-¿Soberbia? No, en absoluto. En aquella votación, que fue sorpresiva, para mí el empate no fue ninguna sorpresa. Le había trasladado al responsable de otra fuerza política que eso podía pasar.

-¿Pero hubo el suficiente esfuerzo negociador por parte del PSOE?

-Lo que le aseguro es que yo no dejé de intentarlo.

-Desde su partido fueron muy críticos con la decisión de la presidenta del PP, Mercedes Fernández, de disputarle la presidencia pese a que los números no la acompañaban.

-La legitimidad de Mercedes Fernández es indiscutible, otra cosa es la lógica política que lleva a tomar esa decisión. Hace cuatro años, el PSOE tenía sólo un escaño menos que Foro, y dos o tres mil votos más. Y sin embargo, no concurrí por que no había posibilidad de gobernar con un Parlamento escorado claramente a la derecha. Entre Foro y el PP tenían 26 diputados. Me parecía imposible cualquier intento de gobernar en serio. Las posibilidades de Mercedes Fernández eran, por apoyos, aún menores. La esperanza real de gobernar era imposible. Por tanto, esa decisión habrá que inscribirla más en términos simbólicos, gestuales o internos, que en la creencia de que podía formar gobierno. De todas formas, el gusto por la sorpresa y por lo mediático de Mercedes Fernández no me extraña, sobre ella opera la alargada sombra de Cascos y un maestro como él es de los que dejan huella en sus discípulos más aventajados.

-¿Y la relación con Podemos?

-Podemos es un partido emergente que ha irrumpido con mucha fuerza en el Parlamento, una presencia que deberá consolidar. Y tendrá que pasar de las grandes palabras a la realidad, a manejar datos, economía y finanzas. Tiene que asumir esa responsabilidad. Todos los partidos tenemos nuestros demonios internos y Podemos tiene sus corrientes, o mejor dicho, una corriente, con un sentimiento o resentimiento antisocialista enorme.

-La fiscalía pide la imputación de un miembro del consejo de administración del puerto de El Musel por la ampliación, y Podemos asegura que esto demuestra que Xixón sí Puede hizo bien al no pactar con el PSOE la alcaldía de Gijón.

-Comprendo que Podemos quiera explicar algo tan inexplicable como el pacto del Astillero que llevó a darle un apoyo implícito y la alcaldía a Foro, pero ese planteamiento no se sostiene.

-Parece muy difícil que con esa visión tan distinta del mundo, puedan llegar a un entendimiento con Podemos.

-No creo que tengamos una visión del mundo distinta, sino posiciones distintas para enfrentar el mundo. Yo no veo más alternativa que todos, ellos y nosotros, afrontemos la responsabilidad que tenemos ante los asturianos, y eso nos va a obligar a dialogar.

-Uno de los discursos que más separa a Podemos de los socialistas es el diagnóstico sobre la corrupción. Ellos creen que es sistémica, y que el PSOE está afectado.

-Más allá de que sea o no sistémica, que no lo creo, el problema no consiste en que haya corrupción, que la habrá siempre, sino la manera que tiene cada partido y cada gobierno de afrontarla. Los socialistas asturianos hemos actuado con una contundencia que me permite mirar a los ojos al conjunto de la ciudadanía y por supuesto a cualquier interlocutor político.

-¿Hubo corrupción en El Musel?

-No lo sé, lo dirán los jueces. Lo que sí sé es que el consejo de administración es muy numeroso, tomó decisiones colectivas de manera unánime, basadas en informes sobre contratación y seguimiento de las obras refrendados por Puertos del Estado, la Intervención General y el abogado del Estado.

-Otra petición fue que se reunieran con la Asamblea de Trabajadores en Lucha.

-Tras ese nombre hay una extraordinaria heterogeneidad de colectivos muy distintos. Algunos están en empresas como Liberbank y en activo, otros con reivindicaciones laborales, como los trabajadores de mantenimiento del ERA, sin que se pueda hablar de despidos. Y otros, lamentablemente, en situación de desempleo, en empresas para las que no hay una solución por parte del Gobierno, como el Hotel León o el Matadero de Noreña. Son empresas privadas.

-Pero en otros casos el Gobierno sí tiene más responsabilidad, como en el Hotel de la Reconquista, o el ERA.

-Todos esos colectivos tienen problemas específicos que fueron tratados en la consejería, y que no se han podido resolver. El talante de la Asamblea de Trabajadores tampoco ayuda. Piden "que nos reciba el director del circo". ¿Qué es eso?

-En otro orden de cosas, de Villa no se supo más.

-Yo al menos no. Hemos actuado como es conocido, nada tenemos que añadir.

-Las fotos de la investidura eran un poema, muy serio con Mercedes Fernández, casi un pésame con Gaspar Llamazares...

-Yo soy muy transparente, disimulo mal. Y soy muy consciente de lo que supone ser presidente de Asturias, no era la primera vez. Lo asumo como un orgullo, pero también como una carga de responsabilidad. El momento no era para mostrar grandes sonrisas.

-Con Gaspar Llamazares alcanzaron un pacto, finalmente.

-Con Llamazares e IU tendremos momentos tensos. Va a ser una relación difícil, pero también conozco su sentido de la responsabilidad. Lo conozco y lo reconozco. Por eso insisto en que no me planteo sino el cumplimiento de los acuerdos que hemos suscrito.

-¿Las elecciones generales dificultarán la aprobación del presupuesto regional del año que viene?

-El hecho de que haya elecciones no lo facilita, pero intentarlo es irrenunciable.

Compartir el artículo

stats