"Lo que no hace falta en el barrio es una piscina". Quien así se manifiesta es Tania Lara, vecina de Ciudad Naranco. Considera que "hay cosas más importantes" que hacer por el vecindario que el polémico spa del barrio, cuyas obras se hallan paralizadas en la actualidad, pero al que el tripartito que gobierna el Ayuntamiento prevé dar un destino para que el edificio, a medias de construir, no continúe abandonado mucho tiempo más.

Mientras los vecinos esperan conocer pronto el uso definitivo de los terrenos situados en la falda del Monte Naranco, apuntan otras necesidades que constatan en su día a día. No hay consenso. Vanesa Rodríguez contradice a Tania Lara: el barrio necesita "una piscina pública", subraya en alusión a uno de los posibles usos que podría darse al spa.

Vanesa Rodríguez lleva 40 años viviendo en Ciudad Naranco. Su diagnóstico es tajante: la zona está "fatal, deteriorada". Ofrece una receta: "Una mayor apuesta por actividades sociales y culturales". "Las calles están completamente abandonadas", añade esta vecina.

La situación del tráfico y el estado del asfalto constituyen dos preocupaciones prioritarias para los vecinos de Ciudad Naranco, que lamentan que sus aceras y calzadas estén "muy dejadas y llenas de baches", y las plazas de aparcamiento sean "escasas, y en su mayoría de pago, zona azul".

El emplazamiento de un barrio acarrea ventajas e inconvenientes. En este caso, la cercanía al centro de Oviedo provoca que muchos conductores ajenos a este núcleo aparquen sus coches en él, restringiendo así las posibilidades de los vecinos de estacionar a una distancia razonable de su casa.

"El problema del vecindario son las salidas. En las horas punta se provocan muchas caravanas debido al embotellamiento de Nicolás Soria. Hay otras salidas, pero las conoce mucha gente, por lo que los atascos son muy comunes, te sepas atajos o no", explica Pablo Freije, quien vive y trabaja en Ciudad Naranco. "Además, si te equivocas de calle lo llevas claro, porque tienes que dar la vuelta a todo el barrio; la ordenación del tráfico es un poco enrevesada, deberían cambiarla", añade Freije.

Durante el curso escolar, en el barrio confluyen una gran cantidad de autobuses escolares y de padres que, en coche, transportan a sus hijos a los diversos colegios e institutos de la zona. Como consecuencia, el barrio acoge un notable volumen de niños de todo Oviedo, para los que "no tenemos suficientes parques infantiles", señala Pablo Freije. "Lo que hay, es escaso y ya está algo obsoleto. Hay que aumentar las zonas infantiles", agrega este vecino.

Félix Ricardo González no vive en Ciudad Naranco, pero la conoce de sobra, pues acude a trabajar diariamente al barrio. "Lo que necesita la zona son más negocios, el comercio ha ido reduciéndose considerablemente en los últimos años, y ahora quedan pocos establecimientos", subraya.

Emilio José Tomás vive en el barrio, y hace vida en él. Considera que el vecindario necesita "más actividad, tanto nocturna como diurna, ya que no hay apenas movimiento en la zona". La crisis ha impactado con dureza sobre Ciudad Naranco, donde los comercios existentes fueron cerrando de forma paulatina. En los últimos tiempos, la actividad parece repuntar con la apertura de nuevos locales.