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Bisturís asturianos para Tanzania

Dos facultativos y una enfermera del Centro Médico regresan de la costa oriental de África tras practicar doce operaciones y cien consultas

Por la izquierda, Enrique Fernández, José Vallina, José M. Torres y Rina García.

"Las enfermeras son niñas que todo lo que hacen es porque se lo han visto a médicos de fuera, no saben ni limpiar las heridas de los recién operados". José María Torres trabaja como coordinador de neurocirugía del Centro Médico de Asturias, y es uno de los cinco médicos que entre el 1 y el 13 de agosto, viajaron a la ciudad de Stone Town, la capital de Zanzibar, una pequeña isla que pertenece a Tanzania. Su objetivo: ayudar al proyecto de la fundación Neurocirugía Educación y Desarrollo (NED), que desde noviembre de 2014 envía grupos de médicos al Hospital Mnazi Mmoja, de la propia fundación. En total, fueron 12 operaciones las que completaron, además de pasar un centenar de consultas.

"El recibimiento fue muy bueno, están acostumbrados a que llegue gente cada poco", explica Torres. La ayuda de neurocirujanos extranjeros resulta vital para esta región: en todo el país hay solo cinco especialistas para atender a más de 37 millones de habitantes. Además, las condiciones en que estos realizan su labor distan bastante de ser las idóneas. "Colgaban de las barandillas del hospital paños manchados de sangre con los que habían limpiado a pacientes para volverlos a utilizar", relata el ovetense.

A Torres, coordinador de la misión, lo acompañaron José Vallina, anestesista en el Centro Médico de Asturias; Enrique Fernández, médico deportivo y asistente quirúrgico en traumatología en la Clínica San Francisco de León; Rina García, enfermera quirúrgica en el Centro Médico de Asturias; y Avelino Parajón, jefe de neurocirugía del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. "Mientras uno estaba en quirófano, los demás pasaban consulta o hacían curas", comenta Torres, que incide en que cuando los primeros grupos viajaron a Zanzibar, el índice de infecciones quirúrgicas era del 60 por ciento. "Hemos conseguido situarlo por debajo del 20", asevera.

Pero la labor de estos cinco voluntarios no se limitaba a la atención de pacientes. "Lo más complicado es explicarles el funcionamiento del hospital, cómo tienen que trabajar cuando nosotros no estemos", subraya Torres. El material del que disponen en Tanzania no va más allá de lo que fundaciones como NED les proporcionan. La expedición de Torres aportó material por valor de unos 45.000 euros. "Hay que agradecer la colaboración del Centro Médico, además de la de pacientes y familiares que donaron equipamiento", explica el neurocirujano.

A pesar de lo reconfortante de la experiencia, Torres no olvida lo vivido en su último día en la isla. "Íbamos a operar a un chico con una rotura de cuello que iba a quedarse parapléjico, y no pudimos hacerlo porque se quedaron sin agua en el hospital, así que el chaval tendrá que confiar en que los siguientes lleguen a tiempo", relata Torres, quien asegura que el continente africano es "otro mundo". "Lo que más nos pedían eran máquinas para medir la tensión; habla mucho de cómo está la situación por allí", concluye.

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