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De las llamas de Czernowitz al Fontán

La comunidad judía de Oviedo rescató en la web "ebay" los restos de la sinagoga de la ciudad ucraniana, que los nazis incendiaron en 1941 con la gente en su interior

hermandad y tradición. Arriba, una postal antigua de la sinagoga de Czernowitz, quemada por los nazis. Sobre estas líneas, un manto de culto rescatado de ella y Oceransky con una janukia, regalo de un rabino. LUISMA MURIAS

La adquisición por parte de la comunidad judía de Oviedo de algunos de los objetos de culto que se salvaron de la quema de la sinagoga de Czernowitz, una antigua ciudad rumana que ahora forma parte de Ucrania, no tiene ningún misterio. Fue tan fácil como lanzar una búsqueda en "ebay", un popular sitio de subastas por internet. Allí estaban los pergaminos de la Torá, la funda de terciopelo que protegía los rollos, el "hejal" o cortina del armario donde se guardaba, el "besonim" o especiero para el clavo y la canela que aromatiza el final del Sabbat y el "talit" o manto para el culto. Los judíos de Oviedo reunieron el dinero que pedía la persona que puso los objetos a la venta. Desconocen cómo llegaron a sus manos. Solo cuentan con lo que él dijo a la intermediaria que cerró la compra: que los había encontrado en el fondo de un arcón, en una buhardilla.

Aida Oceransky, la presidenta de la Comunidad Israelita en Asturias, dice que la historia de los judíos está llena de casualidades y encuentros. El de Oviedo y Czernowitz parece ser uno de ellos. "Cuando encontramos esos objetos pensamos que era una oportunidad de recuperar la memoria de esa gente. Teníamos la obligación moral de rescatarla", afirma. Ante la posibilidad de un expolio y la compraventa de patrimonio robado prevaleció el sentimiento de hermandad con las víctimas del holocausto. "Ahora vamos a escribir a los judíos de Czernowitz, que comienzan a asentarse de nuevo allí para contarles que guardamos aquí los recuerdos de sus abuelos", anuncia Oceransky.

En el siglo XV ya había judíos viviendo en Czernowitz, entonces en territorio rumano. Sus negocios en la ciudad florecieron y llegaron a ser la cuarta parte de la población, burgueses cultos, en la avanzadilla económica y social que llegaron a ocupar puestos de gobierno. "La Jerusalén del río Prut", sobrenombre que se daba a la ciudad, padeció los embates del nacimiento del siglo XX, luego fue invadida por las tropas soviéticas y después ocupada por los ejércitos rumano y alemán en julio de 1941. Tenían la orden, según los historiadores, de castigar a los judíos por su adhesión a la Unión Soviética. entre otros muchos asesinaron al rabino jefe, e hicieron arder la sinagoga con la gente en su interior.

La historia de Czernowitz la cuenta Aida Oceransky mientras muestra los objetos que se salvaron de la quema y que ahora custodian en la sinagoga ovetense, en el Fontán. Están expuestos en una vitrina, junto a regalos dejados por amigos de otras ciudades y otros países y elementos utilizados en los ritos judíos, como la "havdalá", la vela trenzada que se enciende al acabar el Sabath, el día sagrado.

La sinagoga de Oviedo lleva 17 años instalada en la Casina del Fontán. El edificio fue cedido por el Ayuntamiento de Oviedo y en el se reúnen los judíos cada viernes, a la caída del sol. "Venimos y estudiamos la Torá. Leemos el Pentateuco y celebramos el Sabbat. Siempre rezamos por los enfermos y por la memoria de los muertos. Luego bendecimos el vino y el pan y picamos algo: unas almendras, unas aceitunas, tortilla de patatas...", cuenta. Luego, en la mañana del sábado, regresan a la sinagoga para el "shajarit" y la lectura de la Torá.

La sinagoga de Oviedo es, según Aida Oceransky, la única constituida como tal en el Norte de España. Oviedo forma parte de la Red de Juderías de España y este domingo la comunidad abre sus puertas, sumándose a otras quinientas ciudades europeas en la XVI Jornada Europea de la Cultura Judía. Desde las diez y media de la mañana hasta las dos de la tarde podrán visitarse su sede y a las once, doce y una de la tarde habrá tres charlas sobre su cultura y tradición. "La de Oviedo es una comunidad abierta", invita a todos Oceransky.

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