"Me gustaría que me dieras una oportunidad para ayudarte". Según el psicólogo y coordinador en el Teléfono de la Esperanza del grupo de personas con depresión, Daniel López García, esta es una de las mejores maneras de acercarse y tender la mano a una persona con ideas suicidas. El experto abogó ayer por dar visibilidad social "a la lacra que supone quitarse la vida". Lo hizo en la ubicación provisional del Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA: el salón de la Fundación Cajastur Liberbank, ubicado en la calle San Francisco y con entrada por Mendizábal, junto al teatro Filarmónica.

La conferencia formó parte de los actos organizados por el Teléfono de la Esperanza con motivo del Día Internacional para la Prevención del Suicidio, bajo el lema "Ponle ganas a la vida". López estuvo acompañado por la también psicóloga y voluntaria, Rosa de Arquer, y juntos ahondaron no sólo en la importancia de "acabar con el tabú de hablar de suicidios", sino en la mejor manera de atajar el problema y ayudar a las personas que atraviesan una depresión o piensan en poner fin a su existencia por otras razones.

"El número de suicidios supera con creces las muertes por violencia machista o por accidentes de tráfico", afirmó López, para quien "los ciudadanos y los políticos viven de espalda a esa realidad que necesita una intervención urgente". Parafraseando a Nietzsche, López afirmó que "aquel que tiene un por qué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos".

Así, el psicólogo aconsejó hablar abiertamente del tema con la persona que lo sufre, "poner las cartas encima de la mesa", y, ante todo, saber escucharle. "Hay que evitar decirle frases del tipo 'Tienes toda la vida por delante' porque puede ser percibida como que le queda toda una vida para sufrir, y tratar de buscar juntos motivaciones para seguir y disfrutar".

Para López y De Arquer, la educación es una piedra angular en la prevención de los suicidios. "Hay que empezar a enseñar a los niños a tolerar la frustración y a saber decir 'No' y evitaremos las decisiones fatales de muchos adolescentes", explicaron los psicólogos, que destacaron la labor de los voluntarios del Teléfono de la Esperanza, "que debería tener la misma difusión que tiene el número 016 para mujeres víctimas de violencia de género".