Han pasado 300 años del fin de la Guerra de Sucesión, pero el historiador asturiano Evaristo C. Martínez-Radío Garrido mantiene que está de plena actualidad. El 11 de septiembre, se celebró la Diada en Cataluña, que tiene su origen en este conflicto, concretamente en la caída de Barcelona en manos de los Borbones, tras meses de resistencia, y por el que se abolieron las instituciones catalanas. "No se puede cambiar la historia. El objetivo de Cataluña en la Guerra de Sucesión no era su independencia, sino otra monarquía distinta", señaló el investigador del Instituto de Ciencias de Humanidades de Hungría durante su conferencia de ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

No es el único caso que tiene su explicación en esta guerra que enfrentó a los borbónicos con los austricistas, y que se extendió durante los 15 primeros años del siglo XVIII. "En el Tratado de paz de Utrecht, firmado en julio de 1713, España cede a Inglaterra el territorio de Gibraltar, pero no su soberanía. Por eso la discusión que se mantiene todavía en la actualidad sobre Gibraltar no tiene sentido. Es un territorio español", añadió Martínez-Radio en la sede provisional del Club, en la sala de la Fundación Cajastur-Liberbank, en la calle San Francisco. En esta guerra se gestó la aparición de los diplomáticos y los ministros como agentes activos en las negociaciones, se transformó el concepto del ejército y se cambió el modelo de Europa. Lo que más le llama la atención al historiador es que un conflicto tan importante pase desapercibido. "España es el único país que en vez de enorgullecerse de su historia, la borra. Si fuéramos América, tendríamos chicles, camisetas y figuras de ella por todos lados".