-¡Fuego! ¡Viva España!

Las últimas palabras pronunciadas por Luis Noval Ferrao en su heroica defensa de las posiciones españolas en Melilla resonaron ayer en la calle de Oviedo que lleva su nombre. La calle Cabo Noval fue, un año más, el escenario del homenaje tributado al militar ovetense con motivo del 106º aniversario de su muerte, que se cumple pasado mañana, lunes. Perdió la vida a los 21 años en el Zoco el Had de Benisicar. Era de noche. Su grito de alerta sirvió para que sus compañeros abrieran fuego y pudieran repeler el ataque enemigo. Horas más tarde, al amanecer, hallaron su cadáver abrazado a su fusil, calado y ensangrentado el cuchillo-bayoneta y, junto a él, dos adversarios muertos.

En tiempos de gloria efímera, de fama que para muchos dura unos pocos meses, o incluso días, la gesta del cabo Noval perdura un siglo y pico después. Los ciudadanos, en un número apreciable, se congregaron en la mañana de un día laborable para seguir el acto. Una tradición, desfile militar incluido, que deja tras de sí una estela de emociones, quién sabe si agudizadas por sucesos de actualidad como las elecciones con pretensiones independentistas convocadas para mañana en Cataluña.

Poco podía imaginar aquel cabo que realizaba la vigilancia exterior del campamento que el cumplimiento de su obligación sería evocado año tras año en su ciudad de origen. Y no de cualquier manera, sino con la presencia de algunas de las más altas autoridades civiles y militares de Asturias, entre ellas el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo; el consejero de Presidencia del Principado, Guillermo Martínez; y el delegado de Defensa, el coronel Vicente Bravo Corchete. La representación municipal corrió a cargo del concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández.

Poco podía imaginar aquel cabo ovetense que su habilidad para desenmascarar a los enemigos que se habían hecho pasar por españoles impulsaría una suscripción popular para levantar sendos monumentos en su honor, uno en la plaza de Oriente de Madrid -frente al Palacio Real- y otro en el cuartel del Regimiento Príncipe número 3, en Siero (acuartelamiento que lleva su nombre).

Los honores comenzaron a lloverle ya en 1910, al serle concedida la Cruz de segunda clase laureada de la Orden Militar de San Fernando. Y hoy prosiguen. "Es un homenaje a un héroe del regimiento, y es de agradecer que nos acompañen otras autoridades", declaró Óscar Lamsfus Galguera, quien presidió el acto en su condición de coronel jefe del Regimiento Príncipe número 3 y comandante militar de Asturias. Además del citado regimiento, el desfile contó con la presencia de otras cuatro unidades.

"Los hombres como el cabo Noval saben que morir por la patria es nacer para la gloria", subrayaba el relator por la megafonía instalada en la calle Cabo Noval. Luis Noval Ferrao podrá lamentarse por haber vivido muy poco años, pero nunca podrá quejarse de haber sido tratado con ingratitud por los suyos.