Los vecinos de Valsera quieren impedir que su capilla, en honor a Nuestra Señora de Fátima, se venga abajo. El templo apenas ha sido reformado, más allá de las tareas de mantenimiento, desde su construcción, en los años cincuenta. Los problemas empezaron a hacerse más que evidentes el invierno pasado, cuando las lluvias traspasaron la cubierta, dejando charcos en el interior de la capilla. Humedades, puertas deterioradas, ventanas que hay que cambiar, pintura... La lista de arreglos es larga y los vecinos están recaudando dinero para afrontar, por fases, un proyecto de mejora que costará unos 15.000 euros. Lo más urgente es el tejado, que esperan poder arreglar este año.

La capilla de Valsera no es un templo cualquiera, puesto que se ubica en un emplazamiento con mucha historia. Valsera es aún la cabecera de la parroquia de Santa María, sin embargo, el templo parroquial se trasladó a Escamplero después de que un incendio arrasase en 1930 la iglesia original, ubicada en el mismo lugar donde los vecinos levantaron el actual lugar de oración. "Primero hubo un intento de quemar la iglesia y después un gran incendio que arrasó con todo", explica Juan Manuel Álvarez Arias, uno de los vecinos que participa en la comisión de rehabilitación de la capilla de Valsera. La iglesia de Santa María era una construcción románica del siglo XI, según las investigaciones realizadas por los vecinos, como Marta Menéndez de Luarca, que aseguran que hay un error en el cartel ubicado junto a la capilla que data la construcción original en el siglo XV. Los lugareños también relatan que, incomprensiblemente, los elementos decorativos románicos de aquella iglesia desaparecieron, por lo que no se pudieron colocar en la edificación actual.

Loli González, de 92 años, es una de las vecinas más veteranas de Valsera. Le da pena ver que la capilla de Fátima desaparezca, así que es una de las más activas de la causa. "Antes había más fe... Recuerdo que se rezaban novenas y había una procesión a Escamplero con la Virgen, incluso venían unos Padres Carmelitas", relata González, que espera "cumplir años" para ver su capilla a pleno rendimiento.

El templo de Fátima, en un paraje envidiable, es un lugar de paso obligado en la primera etapa del Camino Primitivo a Santiago de Compostela. Los vecinos están muy agradecidos a los peregrinos que hacen un alto en el camino para visitar la capilla y dejan un donativo para la rehabilitación. "Colocamos unos carteles en español y en inglés explicando el proyecto, la gente se está portando muy bien", explica Sandra Puerma, otra de las vecinas impulsoras de la iniciativa. Hace unas semanas decidieron instalar una caja de seguridad porque los amantes de lo ajeno vaciaron el cepillo con las donaciones en dos ocasiones.

En Valsera hay en la actualidad unas quince viviendas, aunque no todas están habitadas de forma permanente. Belarmina Martínez, natural de la parroquia, se ha volcado con la causa aunque resida fuera del municipio. Así, en los ratos libres, es una de las vecinas que se desplaza por el concejo para vender rifas destinadas a sufragar los gastos de la rehabilitación. "La gente se está portando muy bien, en la parroquia, y en todos los pueblos del concejo, estamos muy agradecidos", señala. El proyecto también cuenta con una aportación económica del Arzobispado y de una entidad bancaria, un dinero, que dará un empujón al urgente arreglo de la cubierta.