La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

SILVIA RIBELLES | Historiadora y profesora de Español en la Universidad de California

"No estoy de acuerdo con Paul Preston, pero sus halagos me llenan de satisfacción"

"El PCE nunca perdonó a Luis Montero que delatase a los guerrilleros, pese a que fue torturado; al poco, le purgaron"

Silvia Ribelles. LNE

La escritora Silvia Ribelles de la Vega, historiadora y profesora de Español en la Universidad de California, en Estados Unidos, reconoce estar fascinada por la figura de Luis Montero, un guerrillero comunista con una vida de película, que es además su tío abuelo. Lo que comenzó como una investigación histórica se ha convertido en una novela, "La vida en un puño", y Ribelles opina que bien podría acabar en las pantallas.

-¿Cuántos años de su vida ha dedicado a investigar y novelar la vida de Luis Montero, conocido como "Sabugo"?

-La investigación y la posterior composición de la biografía me llevaron unos tres años y medio. La novela, yo diría que un año, más o menos, aunque se solaparon ligeramente. Cuando aún estaba trabajando en la biografía, la novela ya fluía sobre el papel.

-¿Qué fue lo que le cautivó del personaje?

-Es un héroe hecho a sí mismo. Un hombre de origen humilde que se alzó de las situaciones más adversas -entre ellas un campo de concentración nazi- hasta lo más alto, gracias a su valor, a la adhesión a una causa y al tesón. Todo lo que obtuvo fue gracias a su propio mérito y lo perdió todo: la vida y el honor, paradójicamente a manos de aquellos por los que había luchado.

-El hispanista Paul Preston elogió su trabajo biográfico sobre Luis Montero, ¿cómo recibió esos halagos?

-Pues con gran sorpresa, ya que, por lo visto, el libro llegó a sus manos a través de un periodista francés. No estoy de acuerdo con todo lo que defiende Preston, pero reconozco que es un gran escritor e investigador y, por supuesto, sus halagos me llenan de satisfacción. Me escribió para decirme que la biografía de Montero no estaba presente en su biografía de Carrillo en español ya que, cuando mi libro llegó a él, "El zorro rojo" ya estaba en la imprenta. Sí aparece en la versión inglesa, "The last stalinist", del cual tuvo la gentileza de enviarme una copia a Estados Unidos. Es un hombre encantador y muy atento.

-Montero era un comunista incondicional que, según la documentación que usted ha reunido, fue eliminado por la dirección del PCE cuando cambió su estrategia política.

-Efectivamente. Él llegó a Asturias enviado por el PCE en marzo de 1948 para reorganizar la guerrilla tras una infiltración de la Guardia Civil, que había acabado con la vida de 16 guerrilleros. Fue un golpe durísimo. Montero apenas estuvo unos meses en Asturias. Regresó en noviembre de ese mismo año para cambiar la estrategia de la guerrilla. El partido quería que los hombres dejaran la lucha armada y pasaran a infiltrarse en los sindicatos de Franco. Era muy difícil, ya que hombres como Manolo "Caxigal" y otros llevaban más de una década en el monte y no conocían otra forma de lucha ni de vida en la clandestinidad. Montero tuvo la tarea dificilísima de reorganizar el partido, crear células y grupos con gente nueva, y a la vez lidiar con los viejos guerrilleros, convencerles de que dejaran el monte y se metieran en las fábricas y en las minas. El 30 de enero de 1950 lo detuvieron en una redada en Gijón. Estaba enfermo y tras días de torturas desveló a la Guardia Civil dónde estaba el refugio de los guerrilleros, con la esperanza, seguramente, de que hubieran salido de allí, ya que conocían su detención. Pero los hombres del monte tenían fe ciega en Montero y nunca abandonaron los puntos de apoyo. El 7 de febrero "Caxigal" y sus hombres fueron abatidos a tiros por la Guardia Civil en el refugio que les había indicado Montero. El partido nunca se lo perdonó. Fue purgado un mes o dos después.

-¿Sigue vivo José Antonio, el hermano más longevo de Sabugo?

-Sigue vivo, y sigue defendiendo a su hermano a capa y espada.

-¿Cómo le ha resultado la experiencia de saltar de la historia a la ficción, de la biografía a la novela?

-Liberadora. Ya no me veía obligada a ser veraz, sino verosímil, lo cual fue fácil porque la investigación histórica había sido muy exhaustiva. La novela te permite echar la imaginación a volar. La novela no se aparta de la trayectoria vital de Luis Montero en absoluto, pero para aquellos que hayan leído la biografía, hay una pequeña sorpresa al final de la novela. Y no digo más...

-La novela ya está publicada en Estados Unidos, ¿podrá leerse también en España?

-Sí, he publicado "La vida en un puño" en Estados Unidos, y se puede adquirir en papel a través de Amazon.

-Primero una biografía, ahora una novela, ¿el personaje de Sabugo podría acabar en la pantalla cinematográfica?

-Es un personaje que está pidiendo a gritos que se le lleve a la gran pantalla. Tiene todos los ingredientes para una superproducción: paisajes asturianos, Guerra Civil, exilio, el París ocupado, campos de concentración nazis, posguerra española. Amor, sexo, acción... ¿alguien por ahí tiene contacto con Fernando Trueba?

-Ahora reúne información sobre el último embajador británico destacado en España antes de la Guerra Civil, ¿quién era?

-Sir George Dixon Grahame (1873-1940) fue uno de los diplomáticos de carrera británicos más reconocidos y de mayor valía de su generación. Vivió casi 25 años en París, donde estuvo como primer secretario durante la gran guerra y después como ministro. Luego, en la conferencia de paz de París, firmó el tratado de Sevres. En 1920 fue nombrado embajador en Bruselas, y en Madrid, en 1928. Sus años en la embajada en la capital de España son los que más me interesan, claro. Le tocó lidiar con la caída de la monarquía y la proclamación de la república, y escribe unos informes muy esclarecedores sobre el proceso, eso sí, con total perplejidad. También le tocó capear la revolución del 34, cosa que hizo con una actitud mucho más liberal de la que se podía esperar de un miembro de la alta sociedad británica. Unos años más tarde condenaría el golpe militar de julio de 1936 sin miramientos. Se jubiló en julio de 1935.

-¿Presume que con esta figura histórica repetirá el recorrido que ha hecho con Sabugo?

-No lo sé aún. Todavía me queda mucho camino por recorrer con este personaje. Aunque indudablemente me apasiona ya que el tiempo que le tocó vivir me resulta absolutamente emocionante, si he de ser sincera, no siento hacia él, de momento, la misma admiración que hacia Luis Montero.

Compartir el artículo

stats