Este año se cumple un cuarto de siglo de la muerte del poeta Jaime Gil de Biedma, y la Cátedra Emilio Alarcos Llorach no ha dejado pasar por alto esta fecha. Por eso, ha organizado para mañana, a las 12.00 horas, un encuentro literario en el Salón de actos de la Biblioteca de Humanidades, en el Campus del Milán. Un acto en el que se rendirá un merecido homenaje al poeta segoviano, el "enfant terrible" de la Generación del 50, fallecido en 1990.

En la cita participarán Josefina Martínez, catedrática de Lengua Española de la Universidad de Oviedo jubilada, viuda del poeta Emilio Alarcos y directora de la cátedra que lleva su nombre, y personajes clave de la poesía española como Luis García Montero, poeta y catedrático de Literatura Española de la Universidad de Granada y presidente del jurado del Premio "Emilio Alarcos de Poesía"; José Luis García Martín, poeta, crítico literario y profesor de la Universidad de Oviedo; y Carlos Marzal, poeta, ensayista y novelista que dominó la lírica española en los años 80 y 90.

"Es un encuentro literario, abierto a todo el que esté interesado, para hablar de Gil de Biedma y de su poesía. Fue una de las voces más importantes de la Generación del 50. Era como un verso suelto dentro del grupo de poetas de la época, pero era uno de los más admirados y respetados por todos sus compañeros", afirma Josefina Martínez. La catedrática ovetense coincidió en varios momentos de su vida con Gil de Biedma y, por eso, conoce de primera mano el encantamiento que provocaba en el resto de autores de su generación. "Le conocí en los años 70. Todos los textos que había leído sobre él lo definían como un hombre fino, de una familia de la aristocracia española que le había proporcionado una buena educación... un gentleman. Pero al verlo en persona me encontré con un hombre gordito, con barba y calvo. Un aspecto bastante tosco que chocaba con esa delicadeza. Pero fue empezar a hablar con él y quedarme también impactada por esa buena conversación y esa educación extrema. Todos preguntaban por él. Era muy querido y admirado. Esa forma de ser abrumadora hacía que lo vieras hasta guapo", recuerda entre risas Martínez.

Gil de Biedma estudió Derecho en Barcelona y Salamanca, pero acabó ejerciendo actividades empresariales en la empresa de tabacos familiar. Atraído por las ideas de Marx, quiso ingresar en el Partido Comunista, pero no fue aceptado por su homosexualidad declarada. "Nunca lo ocultó, en ninguno de sus círculos. Y eso que en las décadas de los 60 y 70 no era nada fácil sobrevivir como vivía él", afirma Josefina Martínez. Quizás ese rechazo agudizó su poesía descaradamente descarnada. "Era un verso suelto dentro de su generación. Hacía poesía de la poesía social, basada en la experiencia y en el conocimiento; porque era un hombre muy culto". Gil de Biedma estudió a los poetas franceses como Baudelaire, pero acabó cayendo rendido ante los románticos ingleses. "Se marchó a estudiar a Inglaterra (a Oxford, concretamente) y trajo savia nueva. Era un adelantado a su tiempo. Él mismo luchó contra el mismo. Fue traductor, crítico literario... hacía lo que quería. Y todo bien. Era una voz políticamente incorrecta, pero con un pulso poético único. Era un personaje clave, muy potente, tanto en su generación como en las futuras".