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CARLOS MARZAL | Poeta, participa hoy en un encuentro literario de la Cátedra Emilio Alarcos

"Es un error no editar poesía, sin ella no hay literatura, es el género de géneros"

"Gil de Biedma es uno de los maestros de una generación de maestros, es un poeta que se ha convertido en leyenda"

Carlos Marzal, durante un acto de la Cátedra Emilio Alarcos en 2014. L. MURIAS

Carlos Marzal (Valencia, 1961) es uno de los poetas más representativos de la década de los 80 y 90. Ha ganado algunos de los galardones de poesía más importantes del país, entre ellos el Premio Nacional de Poesía y el Premio de la Crítica. Desde hace cinco años, es uno de los miembros fijos del jurado del premio "Emilio Alarcos" de poesía, que se entrega esta tarde, a las 20.00 horas, en el Palacio del Conde de Toreno. Pero antes, Marzal estará en un encuentro literario organizado por la Cátedra Emilio Alarcos, a las 12.00, en el Salón de actos de la Biblioteca de Humanidades, en el Campus del Milán. En él se rendirá homenaje al poeta Joaquín Gil de Biedma en el 25 aniversario de muerte.

-¿Qué tiene de especial la figura de Gil de Biedma?

-Es uno de los maestros de una generación de maestros. Los poetas del 50, que son muchos y no solo los siete que se nombran siempre, tenían una altura extraordinaria. Gil de Biedma es uno de los imprescindibles. Es un poeta que se ha convertido en leyenda.

-¿Por qué?

-Por azar. Fue el primero en morir de todos los de su generación. Perdió la vida joven y por culpa del Sida.

-Y era homosexual y de izquierdas, en plena dictadura.

-No hacía alarde de su orientación sexual, ni la escondía. Pero no era la figura de poeta homosexual orgulloso que lo proclamara a los cuatro vientos, como hubo en otras generaciones. Era más comedido. Fue un hombre de izquierdas siempre, muy culto y un gran poeta, a pesar de tener una obra avara, porque no escribió demasiado.

-¿Cómo definiría su obra?

-Intensa. Es un poeta vitalista, que canta a la juventud, al placer, a la carne; a pesar de tener una tendencia pesimista. Es un poeta de un culturalismo especial, muy vivido, por eso nos gustó tanto a los autores de mi generación.

-¿Cuándo lo leyó por primera vez?

-En la universidad. Tenía el secreto propósito de convertirme en escritor, y hacía lo que le recomiendo a todos los que se quieren dedicar a esto que hagan, leer lo máximo posible. Me acerqué a los poetas del 50 y me sentí reconocido. Decían algo muy próximo a mi temperamento. En el año 84, fui a Granada a un encuentro de poetas que era un homenaje al 50. Iba Luis García Montero y quería conocerle. Y también cumplir una de mis ilusiones, conocer en persona a Gil de Biedma. Pero no fue. Justo ahí comenzaron los rumores de que estaba enfermo de Sida, porque se le había visto tratándose en París. Así que nunca pude hacer realidad esa ilusión.

-Además de su participación en el acto de la cátedra, es jurado en el premio "Emilio Alarcos" de poesía.

-Es un honor. La cátedra es una joya de esas que uno tiene cerca y que no le da el suficiente valor. Y el premio es uno de los más importantes que se conceden en España a la poesía viva.

-Junto a los que usted tiene en su haber...

-(Risas) Sí, pero esos no dependen de uno. En otros premios te proponen, en el "Alarcos" eres tú el que te presentas. Y eso tiene mucho que ver con la gran importancia del personaje. Emilio Alarcos es uno de los referentes lingüísticos, y un gran poeta. Además, su viuda, Josefina Martínez, está haciendo una labor extraordinaria. Sigue manteniendo viva la memoria del maestro y mantiene unos premios tan importantes a pesar de la crisis.

-¿Cómo está el nivel este año?

-Hay dos o tres libros que están francamente bien, y eso no es fácil. El nivel del Alarcos es encomiable.

-¿Vive la creación poética un buen momento?

-Hay muchísimo interés por la poesía, mucho apetito. Solo hay que mirar la cantidad de grupos que se fundan en las redes sociales, los festivales de poesía que se organizan, las colecciones de poesía joven que se crean o las lecturas de los bares. Su público nunca puede ser mayoritario, pero el número de lectores sí puede sumar una cifra importante. Y estamos en el buen camino.

-¿Por qué no se edita más?

-Es un error. La poesía es clave para dar prestigio a una editorial. No hay ninguna grande que no tenga una buena colección de poesía. Sin poesía no hay literatura, es el género de géneros.

-¿Qué está haciendo ahora?

-Estoy en mitad de una novela que trata sobre el corazón humano. Está ambientada en mi barrio, el Ensanche de Valencia.

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