Laura Rodríguez (Avilés, 1981) ve la vida a través de un objetivo. Y en su caso no es una forma de hablar. Define su profesión, la fotografía, como su vida. "Sin hacer fotos no existiría. No sé cómo sobrevivía antes, porque ahora ellas lo ocupan todo", asegura. Esta joven presenta hoy su obra por primera vez en Oviedo. Su exposición "Serie de retratos", se podrá ver hasta el próximo 9 de noviembre en la galería Dos Ajolotes Espacio de Arte; y será el punto de partida de la actividad que se realizará en este lugar el próximo sábado, para conmemorar la Noche Blanca de la ciudad. "Varios alumnos de la escuela de Ricardo Moreno, en la que yo me formé, expondrán series de sus fotografías y el maestro las analizará y explicará las claves del trabajo de cada uno", afirma Rodríguez.
Lo cuenta con cariño porque fue en esa escuela en la que ella aprendió a trabajar en analógico, o "en químico", como a ella le gusta llamarlo. Y es el cuidado con el que desarrolla esa técnica el que la hace especial y lo que ha hecho que proyectos como la exposición colectiva de fotógrafos "Hablando en plata", que circula por todo el país cada año, o galerías como Mediadvance, o ahora Dos Ajolotes, soliciten su trabajo sin que ella haya ido a enseñarlo. "En Asturias, la gente no valora la fotografía. Creen que es igual lo que yo hago que una foto de móvil. Si vieran los dos trabajos juntos, se darían cuenta de las diferencias que hay. Por eso espero que con estas exposiciones mucho comprendan el trabajo que hay detrás de una buena fotografía". Además de por el trabajo "en químico", Laura Rodríguez destaca por su predilección por el autorretrato y el retrato. "Si quieres contar algo, tienes que hacer fotos de lo que conoces, por eso busco lo cotidiano siempre".
La muestra que inaugura hoy se compone de 17 retratos "de personas cercanas a mí o que han estado cerca en algún momento. Me gusta hacerles las fotos en su entorno, y no hay nada más cercano que la habitación de cada uno". Camas y ventanas son los elementos que acompañan a los personajes que protagonizan esta serie. 17 personas que esconden y transmiten una historia a pesar de estar encerrados bajo un cristal y constreñidos por un marco. "Me gusta pensar que cada persona que se acerca a ellas saca sus propias conclusiones, que ve algo y que le toca". Por eso huye de artificios, de posturas forzadas y de tratamientos excesivos. "El color y la luz son muy importantes en mis fotos, pero son los reales. Es un reflejo puro de la escena real".
