Cada día son nuevos los vecinos de todas las edades que, en la parroquia de San Juan de Villapañada, se van asomando a estas páginas para enriquecer, con sus experiencias y su conocimiento de su pueblo, la historia del día a día de sus habitantes. Son muchas las idas y venidas por los diferentes caminos que conducen a sus diferentes poblaciones y así es como, en uno de sus cruces, aparece una de las grandes promesas de la tonada asturiana, Noemí Riesgo García, de 9 años, acompañada de su madre, Belén García, ambas vecinas de La Llinar, localidad cuyos vecinos protagonizaron ya un capítulo de esta serie. Noemí, a quien es una auténtico placer escucharla cantando tonada, es al igual que su madre y su padre, Xuan Antón Riesgo, una gran enamorada de las tradiciones asturianas y del lugar en el que vive.

Lo mismo les pasa a los vecinos de Rozadas donde una de ellas, Josefa de la Fuente Álvarez, confirma que en esta localidad, "y sólo en Rozadas, no en otra parte de San Juan de Villapañada, hace muchos años se cultivaba mucha fresa. Aquí por aquel entonces era tan tradicional como ahora en Candamo. Cuando llegaba el tiempo de recogerla se celebraba una gran fiesta", recuerda. Ella y otros presentes apuntan a la desaparición de este cultivo en los años 40. Otros de sus vecinos, Herminia Vega y Lisardo Fernández, recuerdan también haber oído hablar sobre ello. Ambos charlan sobre el ayer y el hoy de su pueblo frente a su hórreo donde han colocado, con rigor paciencia, les fabes a secar. Mientras tanto, al fondo, el paisaje se despereza e invita a seguir recorriéndolo para un nuevo capítulo sobre San Juan de Villapañada.