"Oviedo ha sido de muchas iniciativas en las que se buscó el relumbrón de paso corto". Esta frase se encuentra en una carta que el concejal de Cultura de Oviedo, Roberto Sánchez Ramos (IU), "Rivi", remitió días atrás a Genaro Alonso (PSOE), consejero del ramo en el Gobierno del Principado. En la misiva, "Rivi" repasa las necesidades en materia de cultura que tiene la ciudad. Una de ellas es la de poner a la capital en el "mapa" de las peregrinaciones a Santiago.
La pata numéricamente más débil del tripartito -tres concejales frente a los once que suman Somos y PSOE- parece que ha tomado conciencia de que eso de la economía naranja (lo de convertir la cultura en billetes) tiene futuro, y que en el caso de Oviedo el éxito en este campo puede venir de la mano de los tesoros artísticos de la ciudad.
El problema es que la mayoría de ellos (Catedral, Cámara Santa...) son propiedad de la Iglesia. Y curiosamente, el tripartito parece que ha encontrado en el clero el enemigo exterior que todo político tiene en cartera cuando hace falta lanzar tinta de calamar si las cosas vienen mal dadas. En esta idea de apostar por el turismo religioso, una vez enterrado el proyecto del Museo de las Reliquias, el tripartito también necesitará contar con otros sectores. Uno de ellos, el hostelero, con el que la izquierda local -al menos con el presidente de la agrupación de profesionales más numerosa- tampoco tiene buenas relaciones.
Y mientras tanto, los sucesivos gobiernos locales, autonómicos y nacionales destinan calderilla a mantener y potenciar las joyas del Prerrománico. Un ejemplo: ¿Qué fue de los análisis e investigaciones sobre la fuente de la Rúa, aquella que iba a poner en cuestión el origen medieval de la ciudad retrasándolo a los tiempos de los Césares? Quizás fueron víctimas de la política del paso corto que denuncia "Rivi".
