Pancartas, pitos, gritos, carreras, niños y adultos llorando, conatos de agresión... Estas son algunas de las imágenes que pudieron verse ayer en el casco antiguo ovetense tras la celebración del Pleno en el Ayuntamiento en una escena que -más que nada por los decibelios y la tensión- bien podría asemejarse a una "engarradiella" entre los hinchas de dos equipos rivales. Y es que los miembros del tripartito sufrieron un escrache al más puro estilo 15-M al término de la sesión plenaria por parte de los trabajadores y directivos de La Auxiliar de Recaudación. El motivo fue el voto en bloque de la izquierda (Somos, PSOE e IU) contra dos mociones presentadas por la oposición (PP y Ciudadanos) para que el Pleno instara al equipo de gobierno a prorrogar el contrato con la empresa privada que se encarga de la recaudación de los impuestos municipales.

El contrato con La Auxiliar expira a finales de año y el tripartito aún no se ha manifestado sobre si prolongará la relación o traspasará al Principado el cobro de los tributos. El incierto futuro de los 42 trabajadores de Recaudación ha sido motivo de fricción entre los socios de gobierno. Por un lado, IU, que quiere hacer todo lo posible para que la plantilla en bloque no acabe engrosando las listas del paro. Por otro, Somos y el PSOE, que quieren que La Auxiliar se convierta en el primer ejemplo de la política de remunicipalizaciones por la que apuesta el tripartito, IU incluida.

Aunque tanto el Alcalde, Wenceslao López (PSOE), como la marca local de Podemos, parecen que comienzan a asumir que habrá que esperar para diseñar mejor la vuelta a lo público del cobro de los tributos. Al menos así se desprende de la explicación dada durante el Pleno por parte de Cristina Pontón, portavoz de IU, para justificar por qué en esta ocasión la coalición ha optado por mantener la disciplina de voto junto a sus compañeros del gobierno y alzar la mano en contra de la prórroga. Pontón argumentó que la solución al conflicto "parece lógico" que "salga del propio gobierno". Y desveló una reunión que ella misma y Alejandro Suárez, coordinador de la colación, tuvieron con el Alcalde en el que "nos ha transmitido que será él mismo el que anuncie la prórroga". Por tanto, la portavoz de IU aseguró que su grupo rechazaba la moción "como muestra de compromiso con el gobierno"

Pero el regidor se resistió a hacerlo ayer. La versión oficial es que lo hará el día 15 cuando cuente con los informes que están realizando los técnicos municipales. La menos oficial es que el Alcalde no estaba dispuesto a hacerlo al dictado de una moción presentada por la oposición. Esto, junto a la negativa del tripartito a dejar hablar en el Pleno a los representantes de la plantilla de La Auxiliar -antes lo habían hecho tres representantes vecinales para dar sus parabienes a la aprobación del reglamento para poner en marcha los distritos- fue la mecha que lo encendió todo.

Aprobadas varias mociones para apoyar la marcha feminista contra la violencia de género que se celebrará el día 7 de noviembre en Madrid -el Ayuntamiento financiará tres autobuses para acudir a la manifestación-, pasando por el cambio de impresiones a gritos entre Rubén Rosón (Somos) y los ediles del PP Gerardo Antuña y Covadonga Díaz por una cuestión del reglamento plenario, o por las preguntas orales al Alcalde -más sobre La Auxiliar-, la sesión se dio por concluida. Sin olvidar la defensa de la unidad de España que hizo el PP al presentar una moción para que el Ayuntamiento apoyara la cohesión territorial ante la deriva nacionalista de Cataluña. "Voy a ser breve porque a mi parecer hay intervenciones que están siendo auténticas chapas", comenzó uno de sus alegatos el edil Iván Álvarez (IU), en lo que puede servir para resumir lo que fue el Pleno puro y duro.

Levantada la sesión, fue en ese momento cuando, a las puertas de la casa Consistorial, comenzaron los problemas. Trabajadores y sus familias esperaban la salida de los ediles pancarta en mano y con silbatos en la boca. Entre ellos, el edil Fernando Fernández-Ladreda, de traje y corbata y fumando un purito. A su lado, directivos de La Auxiliar. Uno de ellos se encaró con Roberto Sánchez Ramos (IU), "Rivi", al grito de "¡sinvergüenza", a lo que edil respondió no rehuyendo la confrontación verbal con varios hijos de trabajadores de La Auxiliar llorando a su alrededor. Luego le tocó a Rosón, que trató, sin suerte, de apaciguar los ánimos, cada vez más caldeados. Y entonces empezaron las carreras por la plaza del Ayuntamiento cuando alguien vio salir a Ana Taboada. A las puertas de los bares de la zona, numerosos curiosos siguiendo la escena. También la líder de Somos escuchó las quejas. Minutos después, llegó el escrache final. El objetivo: el Alcalde, al que con silbatos y bocinas siguieron por el casco antiguo, la calle Jovellanos y por Pelayo. Frente a la plaza Porlier dos policías de paisano que lo escoltaban tuvieron que placar a un exaltado trabajador que, casco de moto en mano, quiso pedir explicaciones al regidor. López mantuvo el tipo y siguió su camino tras un Pleno en que el que se demostró que no sólo ha cambiado el color del gobierno local, también las formas de hacer política. La izquierda toma decisiones impopulares y la derecha comienza a sentirse cómoda detrás de la pancarta.