Los vecinos de Olivares, en el Alto de Buenavista, llevan un par de noches durmiendo con un ojo abierto. Temen que los jabalíes les destrocen las fincas o se planten delante de sus puertas. Aunque pasar las noches en vela no les sirve para nada. Cada mañana descubren un cultivo dañado o una tierra removida. La gota que colmó el vaso ocurrió durante la madrugada del martes, cuando los animales camparon a sus anchas por un parque público de juegos infantiles y estropearon la parcela colindante.
A juicio de los residentes de la zona, "parece que los jabalíes nos han perdido el miedo y hacen lo que quieren". Eso dice el portavoz de la asociación de vecinos de Olivares, Joaquín Salas, que ayer fue a ver a la concejal de Infraestructuras y Servicios básicos, Ana Rivas. "Nos ha dicho que el problema tiene difícil solución porque también entra en juego el Principado, tanto en la protección de los animales como en la delimitación de los terrenos", explica Salas.
Los vecinos sostienen una teoría sobre la procedencia de los jabalíes. "Salen del bosque 'El Casarín', que está entre Las Campas y Olivares, y entran en la zona urbana". Para el líder vecinal, esto es un hecho probado porque "no hace falta más que ver las zonas por las que antes se movían y por las que ahora aparecen".
Algunos creen que los animales se están acercando a los humanos en busca de comida y que incluso puede que haya raíces comestibles cerca del parque de juegos, donde hay varias canchas de futbito. "Afortunadamente, los jabalíes suelen ir a Olivares hacia las dos o tres de la mañana, pero no sabemos lo que puede pasar si empiezan a ir por el día", dice Salas, que asegura haber visto días atrás a una hembra de jabalí con sus cinco jabatos camino de Olivares".
