El otoño avanza y las Navidades cada vez están más cerca. La tradición del belén pervive, aunque compite con la del árbol. A quienes estén interesados en mejorar sus composiciones belenísticas o iniciarse en ellas le resultarán útiles los consejos que el escultor navarro Ignacio Fernández Chocarro dio ayer en Oviedo, en la sesión de clausura del Congreso nacional belenista. Fernández Chocarro, que en el año 2000 abrió un taller artesanal de figuras para belenes en Pamplona, recomienda empezar ya a dibujar bocetos, montar maquetas y hacer pruebas porque, advierte, la improvisación no suele dar buenos resultados. Con sentido común, buscando el equilibrio y aplicando algunas nociones de iluminación, este experto sostiene que el resultado puede ser más que satisfactorio.

El artesano pamplonica dio algunas reglas básicas. Empezó explicando que el propósito del nacimiento navideño es "contar historias", en este caso la de la Natividad, la de los Reyes Magos o la de la huida a Egipto, y para ello es necesario dar a sus escenarios cierta "carga dramática". Eso se consigue, según Fernández Chocarro, "con la presencia de figuras humanas o dejando que se intuya esa presencia". Unos recipientes desordenados o una ventana abierta, por ejemplo, sugieren que alguien ha pasado por allí.

Para disponer las figuras y los elementos que van a conformar las escenas del belén, Fernández Chocarro da pautas como aplicar "la lógica y el sentido común", "evitar las simetrías, porque son antinaturales y aportan frialdad" y "buscar el equilibrio si se quiere transmitir serenidad y tranquilidad o el desequilibrio si lo que se busca es la tensión o la incertidumbre, como en la huida a Egipto". La iluminación es también un elemento esencial: "Podemos acentuar la presencia de personajes con luces y sombras".

El golpe de efecto definitivo consiste, según el escultor belenista, en "convertir al espectador en una figura más de la escena" que está contemplando.

El taller que Fernández Chocarro impartió en la sala de cámara del Auditorio, repleta de gente, fue uno de los actos finales del Congreso belenista que, con financiación del Ayuntamiento de Oviedo y la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA, congregó en la ciudad a más de trescientos aficionados, coleccionistas y artesanos de toda España.

Los belenes expuestos en el Auditorio, Trascorrales, la Biblioteca de Asturias, la parroquia de San Tirso El Real y la capilla del edificio histórico de la Universidad de Oviedo permanecieron abiertos aún por la tarde, pero muchos congresistas salieron rumbo a sus destinos ya por la mañana.