Las goteras de las estaciones de tren de Uría y Llamaquique, con sus respectivos calderos para contenerlas, empiezan a ser ya un paisaje habitual cada vez que llueve. Con el mal tiempo de los últimos días, la lluvia ha vuelto a provocar goteras, que obligaron a los operarios a colocar varios cubos de agua para evitar charcos en el suelo.

Las quejas de los usuarios por esta situación son constantes, por la incomodidad que supone esquivar los calderos y el riesgo de sufrir una caída tras pisar un charco de agua. Algunos viajeros contactaron ayer con este periódico para poner de manifiesto la situación.

Las goteras no son exclusivas de las zonas de tránisto de los viajeros, sino que, en el caso de la estación de la calle Uría, afectan también a los locales que Adif tiene bajo la Losa, donde las filtraciones de agua también son constantes. La Losa alberga en su parte inferior oficinas y dependencias de servicios de la empresa ferroviaria y las filtraciones de agua han sido denunciadas en numerosas ocasiones por los sindicatos, en defensa de las condiciones en las que trabajan los empleados.

Un informe municipal no pudo concretar con exactitud cuál es el origen de las filtraciones de agua que sufren las oficinas de Adif bajo la Losa.