Tras su traumático cierre de hace tres años, la Fábrica de Armas de La Vega podría ser rehabilitada y transformada para otros usos, pero sin olvidar que se trata de "un vestigio esencial de la memoria de la ciudad" y un depósito de "historia, cultura e industria", destacó ayer la arquitecta María Rosa Alba Pérez, que ofreció en el Colegio Oficial de Arquitectos la ponencia "Encuadre histórico, el trabajo y la vida en la fábrica, etapas de crecimiento durante el siglo XX. Comparativa con otras fábricas de armas de España".

Fue la primera entrega de las jornadas "La Fábrica de Armas de Oviedo: la ciudad oculta", que en la tarde de ayer y en la de hoy proponen un análisis del recinto fabril con motivo del Año Europeo del Patrimonio Industrial y por iniciativa del Grupo de Urbanismo de Oviedo, que dirige el arquitecto Javier Calzadilla en el citado colegio profesional. La otra ponencia del día de ayer versó sobre "Análisis espacial y arquitectónico del conjunto. Ejemplos de reutilización del patrimonio industrial", a cargo de la arquitecta Kaila San Fabián García.

Según María Rosa Alba, La Vega incluso podría ocultar "un patrimonio altomedieval", ya que algunos estudiosos conjeturan "que esa fue la ubicación del palacio de Alfonso II y vinculado a la iglesia prerrománica de Santullano", al otro lado de la autopista "Y".

En el apartado industrial, la arquitecta destacó la potencia de la Fábrica de Armas para "ser el motor de la industrialización de Oviedo en la segunda mitad del siglo XIX, ya que paralelamente a ella nacieron diversas iniciativas industriales privadas". Todo ello fue debido a que "el trabajo en la fabrica supuso un alto nivel de investigación y desarrollo, y con reconocimiento nacional e internacional". Otro elemento clave fue "la escuela da aprendices, de la que salían obreros muy cualificados gracias a una metodología de trabajo muy disciplinada".

Respecto al futuro, "si la finalidad de una ciudad es provocar crecimiento económico, y crear conocimiento e innovar", todo ello podría obtenerse en la Fábrica de La Vega "a través del urbanismo que se le aplique". Alba recomendó "evitar el espectáculo y la especulación, buscar una ciudad amable y, sobre todo, sabia y productiva". Como referencia en otro punto de España, la arquitecta señaló la antigua Fábrica de Armas de Toledo, que ha sido "modelo de rehabilitación de patrimonio industrial, según el comité internacional que colabora con la Unesco". Dicha fábrica ha sido transformada en "campus tecnológico, con numeroso laboratorios y zonas deportivas".

Por su parte, Kaila San Fabián ofreció una descripción espacial y urbanística del conjunto, comenzando por su gran extensión, "de doce hectáreas, la misma que el Oviedo redondo" que abrazaba la antigua muralla. Las calles del interior de la fábrica "tienen una configuración ortogonal, siempre perpendiculares", y trazadas "a partir del convento rectangular", es decir del edificio primigenio del monasterio de Benedictinas de La Vega.

Muchas de esas calles, o vías, "son pasos arbolados y algunas tienen una sección de 20 metros de ancho". Este dato, junto al hecho de que los edificios tienen "una, dos o, como mucho, tres plantas", posee "un importante significado porque todo el recinto y sus construcciones tiene una escala muy humana".

Por ello, San Fabián recalcó que "la importancia está en el conjunto y por encima de cada edificio". No obstante, sus construcciones son "naves muy amplias, versátiles, de fácil adaptación y donde caben muchos usos".

Por último, la arquitecta subrayó "el lugar estratégico de la fabrica, por lo que significa para la memoria de la ciudad, por su proximidad a Santullano -una de las calles de la fábrica da directamente a este templo-, y por su centralidad causado por el crecimiento de Oviedo hacia esa zona".