Después de aguantar un escrache, después de aguantar varias concentraciones de protesta en su contra, después de los roces entre sus socios y de meses de llamadas aquí y allí y tensiones varias, el alcalde de la ciudad, Wenceslao López, anunció ayer por fin lo que casi todo el mundo intuía: que el tripartito prorroga un año el contrato a la Auxiliar de Recaudación, la empresa que se encarga de cobrar los impuestos en la ciudad desde el año 2008. El servicio, pues, quedará privatizado durante el 2016 a razón de casi ocho millones de euros al año. Y quedará así para alivio momentáneo de los 42 trabajadores de la empresa y a la espera de que el gobierno avance en el camino que desea el regidor: crear una empresa municipal de recaudación de impuestos de cara a 2017, una opción que ya avanzó este periódico en septiembre.

El anuncio se hizo oficial ayer por la tarde en una rueda de prensa convocada de urgencia en el Ayuntamiento. Ya se le había comunicado a La Auxiliar por la mañana, porque la idea inicial era dejar el anuncio para hoy tras la Junta de Gobierno, pero su promesa de hacer pública su decisión antes del día 15 de octubre adelantó los acontecimientos. Wenceslao López adujo "dificultades técnicas y fiscales" para descartar el traslado del servicio al Principado, que fue la opción que se manejó durante todos estos meses porque se creyó que era la más factible.

Pero no. El Ente Público, explicó el Alcalde, no ofrecía ni la "seguridad" ni las "garantías" de mejorar a corto plazo el servicio. Por varias razones: porque no incluía el servicio de recaudación de multas y de otra docena de figuras fiscales, y también porque no garantizaba que, a nivel informático, pudieran cuadrar todos los datos en un mismo servicio. Sucede que, con el actual modelo, el Ayuntamiento gestiona los impuestos pero no los recauda, de manera que la forma de conjugar las dos cosas en el Principado, además de ser difícil, no le interesa al tripartito, que no quiere perder la gestión tributaria. "Esta dualidad complicó la solución", reconoció el regidor, acompañado en la mesa por concejales de sus dos socios: Rubén Rosón, de Somos, e Iván Álvarez, de IU. También estuvo en la sala Cristina Pontón, edil de la coalición.

López admitió también que otro de los problemas para municipalizar el servicio de forma inmediata fue la falta de personal en el Ayuntamiento. "Tenemos pocas personas y es imposible asumir más funciones", aseguró, para luego ir dejando pistas, sin mojarse, sobre lo que quiere. Primero dijo lo conocido: "El compromiso está abierto. Vamos a seguir trabajando por recuperar para lo público lo que nunca debió estar en manos privadas", afirmó. Y luego habló del nuevo escenario, de tres posibilidades de cara a 2017: crear una empresa municipal, crear un órgano con autonomía ("como un brazo del Ayuntamiento), o directamente integrar la gestión como una función más. De todas, su preferida es la primera.

El Alcalde habló también del escrache que le hicieron los trabajadores tras el pasado pleno. "Sabía dónde me metía y tengo asumidos los escraches", señaló. Y volvió a decir que el problema con este tema fue "haber sido demasiado transparentes".