Dice Chino el Indio que elegir directamente, señalar a alguien como preferido, es "menospreciar al resto". Pero matiza: "Podríamos decir que mi 'trinidad' la componen Johnny Winter, Rory Gallagher y Stevie Ray Vaughan". Eso, teniendo en cuenta la generación a la que corresponde el Chino, son palabras mayores. Hablan de su buen gusto, de saber recoger de los clásicos.

Hace memoria y comenta: "No recuerdo exactamente la primera vez que escuché al albino, pero sí el día en que uno de sus blues me tocó el alma. Iba de viaje en coche con mis padres. Mi tío me había dejado el CD y lo había grabado en una cinta. Estaba cayendo una buena tormenta y "It's my own fault" sonaba brutal en aquella situación". El albino, dicho para los profanos, es Winter.

Y Winter es alguien muy metido en el oído de Chino el Indio, una guitarra, una voz, un bluesman que está presente en su vida: "Si elijo hablar de Winter en concreto es porque me recuerda casi todas mis etapas", precisa. Y añade: "Incluso desde antes de la adolescencia. Podríamos decir que forma una parte muy importante de la banda sonora de mi vida. Hace un par de años fui a verle a Madrid y tuve la suerte de poder estar con él en su caravana, lo que se convirtió en un regalo del destino".

Pero echa una mirada atrás con otros grandes de la escena: "Recuerdo escuchar a los 'Beatles' o a Mike Oldfield siendo bien pequeño gracias a mi hermano; desfasar en los años de instituto con grupos que iban desde 'Platero' hasta 'Black Sabbath'. Épocas de metal, de punk, de música irlandesa (donde pasaba los veranos), de country, de Zappa (un mundo a parte)... Además de los mencionados al principio, que permanecieron a lo largo de todas las etapas, algo que me 'voló' la cabeza fue el documental de Woodstock, que vi con doce años. Desde entonces, quedé prendado de la cultura hippie y bandas como las de Hendrix, Santana, los 'Doors', los 'Allman' o 'Grateful Dead'".

Aunque hay una corriente sonora que vive con mayor intensidad: "El blues siempre estuvo presente, pero fue cobrando importancia en mi vida cuando, además de disfrutar con la música, comencé a darles significado a las letras". Aunque le queda un matiz para el rock español "pata negra": "Y no nos olvidemos: '¡Leño' pa siempre!", exclama. Tiene una pieza grabada en su memoria, eso que aquí llamamos "canción tilín": "'Pasa la vida', de 'Pata Negra'. Me parece auténtica de principio a fin. Creo que esa canción ayuda a entender "esto que nos rodea" de un modo optimista y despreocupado. Y, claro, sus revolucionarios tienen que ver con el relato: "Como guitarrista le cedo el mérito a Hendrix. Puede haber gente que toque mejor; pero lo que hizo y el momento en el que lo hizo me parecen una auténtica explosión". Pues eso, un BSO refinada.