Lo que parecía que se iba a convertir en el segundo plantón municipal a Otea (la fusión de la Asociación de Hostelería de Asturias, la de Gijón, y la Unión Hotelera del Principado) durante las actividades que los hosteleros organizan para celebrar el Desarme, se convirtió ayer en un acto cordial con apretón de manos incluido dentro de la Cocina Económica. El concejal de Economía, Rubén Rosón, llegó media hora tarde a la cita, pero llegó. De inmediato, el presidente ejecutivo de Otea, José Luis Álvarez Almeida, se relajó. Su ceño fruncido desapareció y dio paso una sonrisa y un comentario en voz baja a sus acompañantes: "Menos mal".

El reparto del menú del Desarme que hacen los hosteleros en la calle San Vicente contó, como en los últimos tres años, con la presencia de un representante del Ayuntamiento, pese a que en esta ocasión pocos apostaban por ello. De hecho, minutos antes de que un apurado Rosón recién salido de la Junta de gobierno llegase al comedor social del casco antiguo, Almeida declaró ante los medios de comunicación: "La agenda del edil es complicada y la del presidente de Otea también, pero tenemos que caminar hacia adelante. El Desarme está por encima de las personas. Las dos instituciones, Ayuntamiento y Hostelería, se tienen que seguir respetando como siempre ha sido".

Dicho esto, se dio media vuelta y entró en el comedor junto al presidente de la Asociación de la Cocina Económica de Oviedo, José García Inés; el gerente de Makro Asturias, Manuel de Dios; y el cofrade mayor de la Cofradía del Desarme, Miguel Ángel de Dios. Allí les esperaba la responsable del comedor, sor Esperanza, que rápidamente les ofreció una sopa para entonarse.

"Hola, perdón por el retraso". Rosón irrumpió entre pucheros esgrimiendo un imaginario pañuelo blanco. "Estoy encantado de venir. El Desarme tiene un carácter festivo y solidario, de juntarse con los amigos y las personas queridas. Por un problema de agenda y de tiempo no pudimos hacer una presentación conjunta de esta fiesta, así que habrá que mejorar la coordinación en años próximos. Trabajar juntos por Oviedo y hacer de este acto una marca de la ciudad".

Nadie añadió una palabra más. Sor Esperanza removió los garbanzos con espinacas y bacalao. Y aquí paz y después gloria.