El anunciado combate de la hostelería no fue pelea y sí un poco guerra fría. Tensión entre el concejal de Economía (metido en este baile por sus competencias en Turismo), Rubén Rosón, y la patronal hostelera asturiana, Otea, con José Luis Álvarez Almeida. Las previas del Desarme resultaron tan pintorescas como la historia de carlistas desprevenidos tras el copioso menú. Cada uno por su lado presentando la fiesta. Uno, el médico-político, sentado a la mesa con animadores (magos y actores) y comensales (la cofradía) pero sin cocineros que pusieran los garbanzos. El otro, el hostelero, sin el apoyo de los que mandan, todo raro y frío. Fue en la Cocina Económica donde llegó la paz de los garbanzos. Oviedo ya tiene el pacto del Prida (el 13 de junio, cuando Somos decidió que haría alcalde a Wenceslao López) y el de la Cocina Económica, cuando Rosón y Almeida se dieron la mano y prometieron "trabajar juntos por Oviedo".