Una banda de proxenetas china, aunque con algunos colaboradores españoles, tenía a varias mujeres orientales ofreciendo sus servicios en pisos de Oviedo y Gijón, donde las obligaba a estar disponibles las 24 horas del días, los siete días de la semana. Las condiciones recuerdan los tiempos de la esclavitud. En algunos momentos, tres de ellas tuvieron que dormir hacinadas en el salón, sobre colchones, ya que las habitaciones eran para los servicios.

Los miembros de la organización mantenían un férreo control sobre las mujeres, a base de maltratos y vejaciones. Eran ellos los que realizaban las compras para mantenerlas, y les impedían salir, lo que unido a que estas desconocían el español, pese a llevar en el país hasta cuatro años en algunos casos, agravaba su aislamiento y la dificultad para huir de su cautiverio. La organización las había atraído a España con falsas promesas de trabajo. Casi todas provienen de la misma zona de China. Contraían con la red una deuda que tenían que pagar con servicios. Las mujeres rotaban por diferentes pisos, para mejorar la oferta.

La Policía ha desmantelado finalmente esta organización tras una investigación -bautizada como "operación Lingdao"- que se inició a principios de 2015 y ha detenido a ocho personas, en su mayoría chinos, aunque entre los arrestados hay un hombre natural de la zona de Santiago de Compostela -casado con una mujer del país asiático también detenida- y un vecino de Cantabria.

En Oviedo fueron detenidas tres personas, dos por estancia irregular y la tercera por delitos de trata de seres humanos y relativos a la prostitución. En Gijón, son dos los detenidos, uno por estancia ilegal y otro por trata y prostitución. Quizá al saberse buscados por la Policía, el santiagués huyó con su mujer a Vigo, donde tenían contactos. Allí se refugiaron en una vivienda, donde fueron arrestados. La mujer está imputada por trata y prostitución, y él por pertenencia a organización criminal, como el detenido en Cantabria.

En los registros de varios pisos en Oviedo, otro en Gijón y las viviendas de Vigo y Cantabria, los agentes se incautaron de 30.000 euros, 598 monedas de plata, 4 relojes de oro valorados cada uno en 6.000 euros, además de pulseras, collares y otros joyas de oro, 8 ordenadores portátiles, con valiosa información sobre la red y sus actividades, y 15 teléfonos móviles de gama alta que contienen también importantes datos sobre contactos y clientes. El detonante de los registros y detenciones fueron los envíos postales a China de dinero y joyas escondidas en recipientes precintados, fruto de la actividad criminal. Los sobres fueron retenidos.

A las mujeres se les ofreció apoyo al amparo del Protocolo marco de Protección de Víctimas de Trata y del Plan contra la Trata de la Policía, pero rechazaron la oferta. Incluso se les brindó la posibilidad de ser repatriadas a China, pero se negaron. En la operación, dirigida por el Juzgado número 3 de Oviedo, colaboraron el Grupo VI de la Brigada Central de Trata de Seres Humanos, la Brigada Provincial de Extranjería de Cantabria, las brigada locales de Extranjería de Gijón y Vigo. La Fiscal Superior de Asturias, Esther Fernández, ha llamado la atención sobre la existencia de esta prostitución en pisos y las dificultades para descubrirla.