Casi todos los profesionales de la fotografía, el diseño o la ilustración, que trabajan en Asturias o que han tenido que salir del Principado en busca de un empleo una vez terminados sus estudios, han pasado por sus aulas. La Escuela de Arte de Oviedo ha formado a decenas de generaciones en todos los campos artísticos, una oferta de titulaciones que ha ido ampliando hasta la actualidad.

El centro cuenta este curso con casi 400 alumnos matriculados, que se reparten en las dos clases por curso del Bachillerato de Artes, unos 120 alumnos en total; y los grupos de 15 alumnos máximo que permite la ley en cada una de las clases de los dos cursos de las ocho titulaciones diferentes de Ciclos Formativos Superiores que imparten.

Y este récord de matrícula está protagonizado por profesionales del arte o recién licenciados que buscan una alta cualificación específica en algún sector para reciclar sus conocimientos o para ampliar sus opciones de encontrar un empleo. "Hoy en día tener un Grado es como no tener nada. Tener un máster, algún postgrado o formación profesional es ya un mínimo indispensable", explica la gijonesa Carolina Álvarez mientras remata una de sus prácticas de primero de gráfica impresa en el aula de ordenadores. Acaba de terminar la carrera de Historia del Arte, pero asegura que, a pesar de las pocas semanas que lleva en esta escuela, ya ha aprendido más que en todo el Grado. "Era demasiado monótono, me aburría de escuchar siempre lo mismo. Aquí me siento mucho más útil y aplicando todo a la práctica, que es lo que realmente voy a necesitar". Unos cuantos ordenadores más adelante está Eva Laredo. Esta joven de Lugones lleva cinco años en la escuela. "Estudié aquí el bachillerato artístico, luego hice el ciclo superior de ilustración y ahora esto empezando el de gráfica impresa. Esta formación me parece mucho más completa y especializada que matricularme en Bellas Artes", asegura. Su compañero Mao Lian, de Pola de Siero, se ha matriculado en Gráfica Impresa porque quiere estudiar diseño de moda. "Estudié aquí el bachillerato y no quise ir a la universidad. Me parece que este camino es más directo y más útil para acceder a mis estudios de diseño de moda en Madrid".

No son los únicos. Paseándose por el edificio, situado al lado de la Facultad de Químicas, en el Campus del Cristo, "por eso todo el mundo piensa que somos la Facultad de Bellas Artes", asegura entre risas el director de la escuela, José Antonio Casanueva; uno se encuentra con estudiantes vestidos con buzos de trabajo llenos de barro, con mandilones llenos de colores, o con pajaritas al cuello posando para una foto. Estampas nada convencionales para una escuela oficial. "Somos la única escuela pública de arte que imparte ciclos superiores en Asturias, y además, tenemos fama de ser de las mejores de España. Por eso, cada vez hay más demanda para entrar. La crisis no nos ha afectado porque las titulaciones que impartimos son muy vocacionales. Nadie estudia una rama artística para hacerse rico", añade Casanueva.

Gracias a su oferta educativa, han conseguido que el centro sea un caramelo para los estudiantes Erasmus. "Hemos tenido estudiantes de universidades de Turquía, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, Francia... y este año hemos enviado a ocho alumnos al extranjero con becas de estudio o de prácticas. Todos los centros alucinan con el movimiento que tenemos a pesar de lo pequeños que somos", explica Alejandra Alonso, responsable de Erasmus de la Escuela. Pero no solo los que llegan de fuera o los que viajan al extranjero están contentos. "Estudié un par de años de Bellas Artes y me dejó de enamorar. Aquí he encontrado la formación técnica que buscaba y estoy encantada", asegura Mariana Pérez, estudiante del primer curso de Artes Aplicadas a la Piedra. "Los alumnos están muy motivados. Damos mucha importancia a la teoría y a la práctica. En foto, por ejemplo, les enseñamos a mirar, a pensar, a tener amueblada la cabeza", indica Matilde Huerta, profesora de Fotografía desde hace 19 años. Un argumento que comparte su compañero José Artieda, profesor de ilustración desde hace 24 años. "Para dedicarse al arte hay que tener cabeza. El talento ayuda, pero todo se puede aprender", sentencia.