Debe ser placentero viajar así, por la cara. Pero de vacaciones, vacaciones. Además, de despedida del curro, que ya ni la vuelta va a ser dura. Gabino de Lorenzo se sacó hace veinte años de la manga un regalo para los funcionarios que se jubilaban. Semanita en Canarias "todo pago" y a correr. Un regalo del alcalde, decían que era. Del alcalde no, mío y suyo, y de mi vecino y del otro. Dinero público que, como decía aquella ministra, "no es de nadie", o eso debía pensar Gabino. Fue ver el asunto el tripartito (IU debería estar al tanto, que el gasto iba en las cuentas que aprobó el año pasado) y zanjar el regalo. Por favor, no rompan Oviedo; rompan la hucha para las vacaciones.