Oviedo se quitó la resaca de los Premios Princesa de Asturias al aire de las castañas. Tras las ceremonias, las manifestaciones y el desfile de personalidades que han tenido en vilo durante estos últimos días a los ovetenses la ciudad recobró su tono habitual festejando el otoño con un "amagüestu" multitudinario en la calle Gascona. Una tonelada de castañas para asar y mil litros de sidra "del duernu" corrieron por el Bulevar de la Sidra durante toda la mañana. La participación fue multitudinaria.

La portavoz de los hosteleros del Bulevar de la Sidra, María Lavilla, dio cuenta de los preparativos del "amagüestu" que comenzaron muy temprano. A las cinco de la madrugada empezaron a arder las brasas y comenzaron a asar castañas en las planchas de metal colocadas al final del primer tramo de Gascona, en la plaza del aparcamiento del Vasco. El espacio es reducido, explicó, de modo que para que tal cantidad de castañas estuviera a punto para el mediodía, cuando comenzaba el festejo, había que empezar a trabajar con mucha antelación.

Por cuatro euros, en las mesas dispuestas a lo largo de la calle, la gente hacía cola para comprar un cucurucho de castañas, unos doscientos gramos por ración. Con el cucurucho adquirían el derecho a acompañarlo de sidra dulce a discreción, toda la que quisieran o pudieran beber. Algunos, ya echados a la calle, acabaron sentados en las terrazas de las sidrerías y tomando una comida en toda regla.

Además de a los ovetenses, el "amagüestu" congregó a muchos turistas. Sofía Lanza fue una de ellas. Llegada de Madrid a pasar el fin de semana, se reencontró en Oviedo con una amiga que reside en Santander. Juntas se pasearon por el casco antiguo durante toda la mañana de ayer hasta acabar en Gascona, adonde llegaron atraídas por el gentío. "Es muy curiosa esta costumbre", comentó Lanza divertida. Su compañera de andanzas asintió y añadió que el sabor de la sidra "del duernu" le estaba resultando más agradable que la acidez de la que acompañó la cena de la noche anterior.

Carlos Fernández, que hacía cola ante uno de los puestos de venta y que llevaba a su hijo de la mano, no le sorprendían ni las castañas ni el dulzor de la sidra. "Venimos a dar una vuelta todos los años, sólo un ratito, porque hay mucha gente y demasiado barrullo para andar con niños por aquí", explicó.

El humo y el olor de las castañas asadas se hacían notar ya en la plaza del Carbayón y el trasiego de gente hacía muy difícil avanzar por la calle Gascona. El de ayer era el punto final de las Jornadas Gastronómicas de la Castaña, que comenzaron el pasado jueves.

Durante todo el fin de semana las sidrerías del Bulevar ofrecieron en sus cartas platos inspirados en el fruto otoñal, como las almejas salteadas con castañas, los tortos de maíz y castañas, las fabes con jabalí y castañas y la liebre con guarnición de setas y castañas confitadas.