El caso del pequeño Imran, el niño de dos años asesinado hace mañana un año en la calle Vázquez de Mella y arrojado a las vías del tren en el interior de una maleta, será juzgado por un jurado popular. Las partes ya han sido informadas y, aunque todavía no existe ninguna resolución oficial, ya dan por hecho la decisión. Aunque este tipo de trámites tienen preferencia sobre el resto, según aseguran fuentes jurídicas, las partes consideran que la vista no se celebrará hasta, "mínimo", después del próximo verano.

La jueza que lleva el caso ya ha dado instrucciones para que sean remitidas al ministerio Fiscal las pruebas de un crimen que conmocionó la ciudad y en el que están imputados su madre, Fadila C. S., y el novio de ésta, David F. V., ambos actualmente en prisión preventiva a la espera de ser juzgados. Ahora es la Fiscalía quien tiene que emitir un informe sobre el procedimiento que se debe seguir, que "con toda seguridad", afirman fuentes judiciales, será el de jurado popular. Los abogados de ambos esperan el citado informe para preparar sus defensas.

Hace escasas tres semanas, una mujer que residía en el mismo edificio que Imran devolvió el caso a primera línea de actualidad al declarar en los juzgados, como testigo, que llevaba meses denunciando que la situación en casa del pequeño no era la adecuada. "Estoy indignada. Si me hubieran hecho caso el niño estaría vivo", aseguró esta mujer, que reveló que en la vivienda en la que residían los tres se sucedían palizas brutales.

"Eran mis vecinos del piso de abajo, yo vivía en el cuarto y ellos en el tercero. Son viviendas antiguas y se escucha todo", relató la testigo, de 35 años y natural de Grado, según consta en la declaración desvelada el pasado 11 de octubre por LA NUEVA ESPAÑA. En varias ocasiones -no supo precisar si dos o cuatro- la mujer asegura haber escuchado en casa de sus vecinos "broncas gordas, golpes de personas y golpes de muebles". Asegura que "la chica gritaba y él también gritaba: gritaban los dos" y que un día en concreto, de madrugada, los gritos de Fadila C. S. subieron de volumen. "Decía que no podía más, que la dejase. Se oían gritos de tortazos, de socorro... Todo lo decía la chica y se oían muchos golpes", manifestó la mujer en sede judicial. Fue precisamente ese día, y tras media hora de gritos, cuando decidió llamar a la Policía, no recuerda si a la centralita del 091 o a la del 092.

"Estaba viendo que podía pasar una desgracia y llamé. Los policías venían vestidos de calle y como no les abrían vinieron a mi casa para que les contase. Yo les dije que hicieran todo lo posible por entrar, ya que había un niño pequeño dentro y estaba pasando algo muy gordo. Estaba preocupada por la chica, pero me preocupaba más el pequeño", afirmó la testigo en la declaración.

Tras entrevistarse con ella, esta vecina de Vázquez de Mella -que se ha mudado de piso tras el crimen- asegura que los agentes volvieron a la casa de Fadila y David. Finalmente abrió él y le pidieron que se identificase. "Yo lo estaba escuchando todo desde mi casa. Los policías preguntaron qué estaba pasando, que había quejas de los vecinos... Y el chico dijo que no pasaba nada, que estaban teniendo sexo y que a ella le había dado un ataque de ansiedad". La mujer sostiene que los agentes también pidieron hablar con Fadila, que le preguntaron si todo estaba bien y que ella respondió que sí, que todo estaba bien y que no había ningún problema. Así que los agentes abandonaron el inmueble. "Estoy indignada porque no se me hizo caso. No entraron en el domicilio. Creo que se pudo haber salvado al niño", aseguró.