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Los pioneros de la bata blanca

La primera promoción de médicos de la Universidad de Oviedo empezó los estudios con el Mayo francés y se licenció con la muerte de Franco

Sesenta miembros de la primera promoción de Medicina en Oviedo, reunidos en el edificio histórico de la Universidad para celebrar su cuadragésimo aniversario. LNE

El que quería ser médico en Oviedo en la década de los sesenta tenía que marcharse a estudiar fuera, a Valladolid, por ejemplo. O elegir otra profesión. Le pasó a a María Luisa García-Alcalde, una de esas chiquillas con vocación sanitaria que le gustaba ponerse en las heridas cuantas más tiritas mejor. Decidió estudiar Enfermería en la Universidad de Oviedo y terminó los estudios en 1968. Justo el día que estaba celebrando con una comida en familia su graduación leyó en LA NUEVA ESPAÑA que al fin se podría estudiar Medicina en su ciudad. Le dio un codazo a su madre, le enseñó el titular y le preguntó en voz baja. "Mamá, ¿yo puedo estudiar Medicina?". La madre consintió. "Se perdió una buena enfermera pero ganamos una gran médica", comentan sus compañeros de estudios Alfonso Rodríguez Fidalgo y José Luis Martín Benito. Los tres forman parte de la primera generación de médicos de Oviedo, la promoción 1969-1975, que cumple ahora cuarenta años.

Todos coinciden en que la persona que se empeñó en que se pudiese estudiar la carrera de Medicina en Asturias fue el profesor Antonio Pérez Casas. "Fue casi un padre para todos nosotros", rememora José Luis Martín. El profesor, que antes de Oviedo enseñaba en Valladolid, fue protagonista de memorables anécdotas. A falta de cadáveres para hacer prácticas de anatomía en la facultad ovetense, el hombre se los traía, por partes, en un coche desde Valladolid. "Nunca diseccionamos un cuerpo completo", apunta García-Alcalde. "Sí, es que Don Antonio se traía piernas y brazo en formol cruzando Pajares. Cuentan que alguna vez lo paró la Guardia Civil y le resultó complicado explicar que no era Jack el Destripador", relata Rodríguez Fidalgo.

Los primeros médicos de la Universidad de Oviedo empezaron la carrera con el Mayo francés y la terminaron con la muerte de Franco. "Era una época muy politizada, nos tocó vivir dos estados de excepción, el proceso de Burgos... Había policías infiltrados cursando la carrera y falta de medios. Y la asignatura hueso que íbamos arrastrando era Formación Política. Fuimos abriendo el camino", cuenta Martín Benito. "Todo eso tiene sus pros y sus contras, porque nos sirvió para abrir los ojos al mundo", comenta García-Alcalde. Sin embargo, todos resaltan que a pesar de las diferencias ideológicas que pudieran tener en su promoción siempre reinó el buen rollo. "Podíamos discutir en una asamblea de estudiantes y después irnos a tomar algo", explica Rodríguez Fidalgo. Aquella camaradería de entonces aún perdura cuarenta años después. Y es que en la celebración de la efeméride estuvieron hace unos días sesenta antiguos alumnos de Medicina. "Teniendo en cuenta que diez han muerto y algunos noruegos no terminaron...", aclara Martín Benito.

¿Noruegos? Sí, en aquel primer curso de medicina en Oviedo se colaron una docena de estudiantes procedentes de Noruega. Al parecer, las facultades de Medicina en el país nórdico estaban saturadas y las autoridades preferían becar a los chavales para que estudiasen en el extranjero, antes de aumentar el "numerus clausus".

Celebraron el paso de ecuador con un viaje a Italia del que guardan muy buenos recuerdos. Y para celebrar el final de la carrera se subieron en un autocar para recorrer Europa durante un mes. Dormían en tiendas de campaña, a la aventura, y en Chamonix "Francia" les pilló una nevada. "Las tiendas no aguantaron el peso de la nieve y se nos vino todo encima", rememoran. También se quedaron retenidos un día en Yugoslavia a la espera de un salvoconducto, porque una compañera había perdido el pasaporte y no podían abandonar el país de Tito.

Alfonso Rodríguez Fidalgo y María Luisa García-Alcalde se hicieron médicos internistas; José Luis Martín Benito, urólogo. A los pocos días de terminar los estudios todos tenían trabajo, porque había muchísima demanda. No han dejado de practicar la medicina desde entonces.

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