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Generación OVD

"No es como en los años 50, pero emigrar sigue sin ser nada fácil"

"Vivir fuera de España merece la pena porque te hace más tolerante y más resolutivo y te enseña a valorar lo importante"

"No es como en los años 50, pero emigrar sigue sin ser nada fácil"

La experiencia que Álvaro González Polledo tiene de la emigración está lejos de ser idílica. La que ahora afrontan jóvenes como él, o como su novia Uxía Gurriarán, no es la de los españoles que huían de la miseria en la posguerra. "No es la misma emigración que en los años 50, porque estamos más formados, pero sigue sin ser nada fácil", afirma. Llegó a Ottawa hace dos años, de la mano de su pareja, que está inmersa en un programa de post doctorado en su universidad; allí ha trabajado como vendedor en un supermercado, de profesor de español en una academia de idiomas y como cuidador de niños en un colegio. Ahora, muy ilusionado, se ha adentrado en el mundo de la empresa, con un negocio de importación de productos de alimentación españoles, Solfarmers.

En Canadá, cuenta, "tener estudios españoles no te vale para nada: tienes que empezar desde cero si no vienes con un contrato desde España. Aun así, se prospera y se progresa". Fuera de España ha aprendido a ser "más tolerante, más resolutivo y a valorar más lo importante". Dejar atrás su país -"sobre todo a la familia", reconoce- ha sido duro pero "también merece la pena" y "es muy enriquecedor".

La aventura vital de Álvaro González Polledo arranca el 2 de enero de 1983 en Oviedo. Ese es el día de su nacimiento. Con el tiempo obtuvo la licenciatura de Administración y Dirección de Empresas en Oviedo y ahí empezaron sus andanzas por el mundo, porque el último curso lo estudió con una beca Erasmus en Aveiro, en Portugal.

Siguió formándose. Hizo un máster en Calidad y otro en Recursos Humanos en la Universidad de Santiago de Compostela. Después trabajó en Dublín, en Irlanda, como voluntario en una oenegé, hasta que decidió seguir a su novia hasta Ottawa.

Desde su llegada ha desempeñado muchos trabajos, ninguno que se ajustara a su formación académica. Fue empleado de supermercado, vendedor de ropa, cuidador de niños, profesor de español... hasta que un día tuvo una idea. "Me fijé en los precios del aceite de oliva italiano en las tiendas", cuenta, y pensó que "importar aceite español podría ser un buen negocio". Creó Solfarmers con un socio canadiense, gracias a cuya nacionalidad pudieron beneficiarse de un programa para impulsar "start ups" o proyectos de emprendedores.

Lo primero que importaron fue aceite de oliva español y al poco tiempo, "dado que el producto español tiene una gran acogida en Canadá decidimos ampliar la gama de productos. Obtuvimos la licencia de importación de pescado y ahora comercializamos también latas de conservas de Galicia". Álvaro González Polledo anda a la búsqueda de productos asturianos que llevar a Canadá, de cualquier productor o empresa, a los que también ofrece asesoramiento para comercializarlos en aquel país.

Este es un buen momento para "exportar a Canadá, donde la economía está en un buen momento y la gastronomía española está muy bien valorada", asegura. González Polledo compagina las clases de español que sigue impartiendo con su labor como empresario. Su deseo es labrarse un porvenir. Reconoce que algún día quiere regresar a España pero ahora, dice, "no es el momento".

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