Noelia HERMIDA

Muchos jóvenes talentos, alguna que otra firma consagrada que volvió a subirse a las pasarelas y, sobre todo, mucho "made in Asturias". Esos fueron los principales ingredientes de la última jornada de la pasarela "Oviedo está de moda", organizada por la asociación de comerciantes de Oviedo (Adaco) en colaboración con el Ayuntamiento, que ayer cerró su tercera edición. Una jornada en la que las gradas estuvieron más vacías que en días anteriores, pero en la que los jóvenes talentos salieron reconfortados al ver la respuesta positiva del público ante sus colecciones. Todos apostaron por los juegos de volúmenes, las mezclas de tejidos y estampados y las siluetas femeninas, en las que cobran gran protagonismo los grandes escotes en la espalda.

Nuria Ordiales, la diseñadora sierense presentó su colección más redonda y femenina. Vestidos mini con volantes y corte "baby doll"; faldas mini con vuelo y tops con tiras que atraviesan la espalda; pantalones rectos de colores pastel; abrigos y carteras de mano de estampados étnicos; canotiers, tocados de rafia y estampados florales. Tras ella, Macarena Álvarez presentó la colección más corta de la cita, con solo siete salidas. Conjuntos "total block" (monocromáticos) en azul marino compuestos por shorts y tops con cremalleras vistas; alpargatas atadas a la pierna con delicados lazos, vestidos que flotan sobre el cuerpo, mangas abullonadas, kimonos, faldas largas de tul y muchas borlas.

Yanire Tornin viste el invierno de rojo y negro, una dualidad que solo se rompe con capas de cuadros en verde musgo para ellos y ellas. Vestidos de organza con juegos de volúmenes en el pecho o de lycra con mangas asimétricas; bermudas hasta la rodilla o faldas a media pierna con aberturas delanteras; escotes profundos en pico y espaldas descubiertas. Y capas, cinturones de pedrería, flecos de serraje y botas hasta la rodilla. La diseñadora madrileña Evelin Martínez, pupila de Ulises Mérida, llenó de color y volantes la pasarela con su última colección. Su propuesta viaja del plata al rojo, pasando por la infalible combinación blanco y negro, y por pequeñas pinceladas de amarillo. Vestidos de raso que se pegan al cuerpo, estampados tipo tatuaje sobre la piel, superposición de tejidos para crear efectos de colores y texturas nuevas, y estampados tipo raíz.

La nota internacional llegó de la mano de la portuguesa Carla Pontes. Con el mar y la pesca como hilo conductor, tiñó de azul y blanco la pasarela. Capas de red, vestidos en tejido impermeable, monos con cuellos camiseros, estampados de algas, pantalones baggy y chaquetas de inspiración japonesa. El modisto de alta costura cordobés Antonio Mancini ocupó en esta edición el puesto de Petro Valverde. Vestidos cortos llenos de volantes y encajes, estampados en colores femeninos, tules invisibles, y vestidos de fiesta cubiertos de paillettes y con juegos de transparencias. El cierre de la jornada lo puso la firma Florentino, que inauguró recientemente tienda en la ciudad y que presentó sus trajes y sus looks casual pensados para auténticos "gentlemans".