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FATIMA DJARA SANI | Activista contra la mutilación genital femenina, trabaja para Médicos del Mundo y es autora del libro "Indomable"

"Las mujeres somos emigrantes en todos los lugares"

"Los hombres también sufren las consecuencias de la mutilación femenina"

Fátima Djara Sani, ayer, en Oviedo. MIKI LÓPEZ

Fatima Djara Sani fue mutilada genitalmente a los cuatro años, como todas las niñas de su familia. No percibió el daño que se le había infligido hasta años después. Nació en Guinea Bissau, llegó a España en 2004, empezó a colaborar con la asociación Mujeres por el Mundo, en Bilbao, y en 2008 fue contratada por Médicos del Mundo en Navarra. Trabaja con familias y médicos, para ahorrarles a otras niñas el trago que ella tuvo que pasar. Ha narrado su peripecia vital en un libro, "Indomable". De todo ello habló ayer en el VI Encuentro sobre la mujer en el África subsahariana, que hoy clausura Jacinthe Nkongolo, con una conferencia sobre "El riesgo de ser mujer en la República Democrática del Congo", a las 19.00 horas en el cibercentro municipal de La Lila.

-¿Los médicos españoles saben afrontar la ablación?

-Hay comunidades autónomas que no revisan ginecológicamente a las niñas por que los profesionales no saben de la mutilación. Es necesario formarlos y abordar con ellos la parte antropológica y cultural de la mutilación genital femenina.

-¿Cómo lo viven las mujeres africanas?

-No es algo malo, es normal. En sus comunidades lo viven bien. Es cuando sales cuando empiezas a pensar: ¿por qué?, ¿para qué?, ¿qué beneficio tiene?

-¿En su caso esa conciencia surge cuando llega a España?

-No, no. Era una niña de 12 años cuando en la clase de Ciencias el profesor nos estaba enseñando el aparato genital femenino, y allí descubrí que había una parte y una función que yo no tenía. Callé, empecé a preguntar... No puedo juzgar a mi familia, porque mi madre siempre quiso mi bien.

-¿Por qué lo hacen?

-La explicación que me da mi familia y mi entorno es que es buena para la mujer, para preservar la virginidad, la pureza, la higiene. Todo es un mito, una creencia falsa. Empecé a luchar: si tengo una hija no va a pasar por eso, mis sobrinas no van a pasar por eso, tengo que abrir los ojos a mi familia. ¿Cómo? Si quieres cambiar a alguien respeta su punto de vista primero y luego muéstrale el tuyo. Una cultura de miles de años no va a cambiar de la noche a la mañana. Empecé hablando en broma y haciéndome la tonta con mis primas, hasta que llegué a España y pude empezar a trabajar a la luz del día.

-¿Qué es lo más difícil a la hora de disuadir a las familias?

-Hacer que las mujeres acepten que están mutiladas. No son conscientes. Cuando les hablas en primera persona, cuando les cuentas lo que has sufrido y sufres, admiten que han pasado por lo mismo y dicen: "no, yo no quiero eso para mi hija".

-¿De qué sirve castigar que aquí las mutilaciones que se hacen en los países de origen?

-En Navarra muchos padres piden un certificado en el que constan las penas a las que se enfrentan si mutilan a sus hijas. Están aquí para sostener a sus familias, enviando comida, medicinas... Si entran en la cárcel, ¿cómo van a hacerlo? Así consiguen que sus familias no les obliguen a mutilar a sus niñas.

-¿La ablación es un mandato religioso?

-No, la practican tanto musulmanes como católicos. Es un asunto cultural, de tradición.

-¿Su madre entiende su lucha?

-Mi madre falleció pero si estuviera aquí se sentiría orgullosa. Cuando fuimos al rito de iniciación nos dejó allí, a mí y a mi hermana, porque no estaba de acuerdo; mi padre sí.

-¿Son los hombres los que lo exigen?

-Ellos dicen que no es su problema, pero si no se quieren casar con mujeres no mutiladas hay que hacerlo. Les gusta la mujer mutilada para controlarla, pero los hombres también sufren las consecuencias de la mutilación.

-¿Cuáles son las consecuencias a nivel sanitario?

-Muchas, infecciones, fístulas, las mujeres en el parto sufren... y la sexualidad es prácticamente nula.

-¿Ha logrado que no se mutile a las niñas de su familia?

-Lo estoy consiguiendo, tengo ya sobrinas de veintitantos años que no están mutiladas.

-Y más allá, ¿cuál es el problema de fondo de la mujer en África?

-La sumisión, la falta de educación, la violencia, no conocen sus derechos... Yo digo que las mujeres somos emigrantes en todos los lugares, salimos de la casa de los padres a la del marido, y nunca tenemos nuestro lugar.

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