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Laura Fernández-Mijares | Procuradora, distinguida con la Cruz de San Raimundo de Peñafort

"Entre los procuradores hay más mujeres, pero la maternidad es un obstáculo"

"La creación de la Ciudad de la Justicia es una reclamación que mantenemos, ahora debemos desplazarnos por siete sedes judiciales"

Laura Fernández-Mijares, ayer, en su despacho del Colegio de Procuradores. Miki López

Laura Fernández-Mijares va por su segundo mandato en el decanato del Colegio de Procuradores de Oviedo, lleva seis años al frente y acaba de ser distinguida con la Cruz de primera clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, le impuso la semana pasada en Madrid. Casada, madre de cuatro hijos y en ejercicio desde hace treinta años, es optimista sobre la profesión y el futuro de la justicia. No deja pasar la ocasión, durante esta entrevista, de anunciar la celebración de la fiesta del Colegio, con medallas para los miembros con 25 y 50 años de procuradores. Será el próximo 20 de noviembre.

-Ya ha recibido su condecoración.

-El lunes pasado. El mismo Ministro hizo la imposición, en el palacio de la Marquesa de la Sonora, en el que está el Ministerio de Justicia. Fue un gesto de respaldo a los procuradores.

-¿Corren buenos tiempos para la profesión?

-Llevamos años adaptándonos a nuevas leyes. Hemos conseguido que se mantenga la incompatibilidad para ejercer como abogado y procurador a un tiempo -el abogado tiene su función y los procuradores la suya-; nos han dotado de más competencias, así que estamos mejorando nuestra profesión, haciendo que se afiance y crezca.

-¿Cuántos miembros tiene el Colegio de Oviedo?

-Los colegiados son 298. En los últimos años no se está colegiando mucha gente, por toda la incertidumbre sobre la regulación. La profesión ha cambiado y tenemos que cambiar el chip. Vamos hacia el "papel cero". Y tenemos que darnos a conocer, porque mucha gente se cuestiona quienes somos: hasta que no tiene que utilizar nuestros servicios no sabe qué es un procurador.

-¿Hacen algo desde el Colegio para corregirlo?

-Hay sesiones informativas y ahora jornadas de orientación en la Universidad.

-¿Qué fue de la Ciudad de la Justicia?

-Es una reclamación que mantenemos. Un procurador tiene que desplazarse por siete sedes judiciales, ahora por vía telemática no es tan grave pero sería ideal que hubiera recintos conjuntos. El complejo hospitalario del Cristo está vacío, lo mismo dicen que va a pasar del cuartel de la Policía, se habló de Llamaquique, se puede hacer una permuta: no es tan difícil. Los juzgados de Llamaquique creo que ni se inauguraron, tienen goteras, hay quejas por el material informático... Están en precario.

-Es la primera decana de los procuradores de Oviedo.

-Sí, en Gijón hubo una mujer poco después. Era el momento. Entre los procuradores hay mayoría de mujeres, en las facultades hay más mujeres que hombres, pero la maternidad es un obstáculo y tenemos más dificultades. Yo pude volcarme en el trabajo cuando mis hijos ya fueron mayores.

-¿Un trabajo muy absorbente?

-Tienes que organizarlo. Tú haces de representación, tienes la firma y asumes la responsabilidad. Pero puedes delegar. Es un trabajo de equipo, por eso digo que esta condecoración es de todos los que trabajan a mi lado.

-Los procuradores intervienen en violencia de género.

-Sí, y está habiendo más o menos los mismos casos de siempre. Es un problema que no sé cómo atajar y que a mí me toca la fibra como mujer. Es educacional y hay que reivindicar medidas para atajarlo como ciudadanos.

-¿Qué retos tiene por delante el Colegio?

-La plataforma telemática, la mejora de las dotaciones en los partidos judiciales, mejorar el servicio a los procuradores con más formación, adaptarnos a las nuevas reformas, ayudar y fomentar el buen ejercicio...

-¿Cómo ha cambiado la Justicia?

-Cuando empecé a trabajar hace 30 años lo hacíamos con máquinas de escribir y hojas de calco. La justicia ha mejorado y tiene que mejorar más. Yo soy optimista con el futuro de la profesión. La gente tiene que implicarse, trabajar y luchar.

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