"Nosotros nacimos esclavos y moriremos esclavos, lo que queremos es que ayuden a nuestros hijos". Esta frase de un obrero muy pobre del ingenio azucarero Providencia, en Colombia, cambió la vida del sacerdote asturiano José Pérez, y desde entonces la de miles de niños colombianos que gracias a este cura de Cangas del Narcea pudieron acceder a una vida digna.

Esta frase retumbó también ayer, a última hora de la tarde, en la sala polivalente del club de campo del Centro Asturiano de Oviedo, donde la ONG Padrinos Asturianos dio a conocer la labor humanitaria que realiza en el barrio de desplazados de Cali (Colombia) apadrinando niños.

Javier Tejerina, vicepresidente de Voluntariado Senior de Asesoramiento Empresarial (Secot), Corsino Fernández y Carlos Rodríguez, entusiastas voluntarios y directivos de este colectivo solidario, ofrecieron una charla que estuvo seguida de un animado coloquio. El acto se prolongó durante algo más de una hora.

En la presentación se proyectaron imágenes que fueron recogidas en un documental por el fotógrafo Álvaro Fuente, bajo el título "Techo Azul", que es como se llama el pueblo de desplazados, "por el color de los plásticos que cubren los tejados de las chabolas", explicó Carlos Rodríguez.

En el transcurso del acto también se mostraron diapositivas de Corsino Fernández. Ambos viajaron a Cali comisionados por la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo.

"Con unos pocos euros al mes, veinte por poner un ejemplo, conseguimos cambiar radicalmente la vida de un niño. Lo sacamos de la miseria y lo alejamos de un futuro en el que podría llegar a la delincuencia, para darle educación y una formación profesional que le permita tener una vida digna", señaló Carlos Rodríguez al tiempo que recordaba que esa cantidad "es muy pequeña en España, pero en Colombia logra cambiar el destino de los niños más desfavorecidos".

Más de cuatro mil hijos de los veinte mil trabajadores del ingenio azucarero se formaron y lo continúan haciendo en el centro educativo que levantó el padre José Pérez y al que dio el nombre de Barrio Oviedo.

"El apadrinamiento lo extendimos a la zona del Chocó, una de las más pobres de Colombia, donde el obispo Julio Hernando, que es amigo del padre José Pérez, el fundador de Padrinos Asturianos, está haciendo una gran labor", comentó también Carlos Rodríguez.

Ayer también quedó constancia del ingente trabajo que Padrinos Asturianos está realizando en el Chocó, con los niños víctimas de la miseria y la guerrilla, que buscan comida en las márgenes de los ríos de esta región.