De pie, con un micro de mano y ante un público rendido a su discurso ágil y sencillo. "Me levanto porque ustedes se lo merecen y de esta forma me ven y les veo mejor". Así empezó ayer Josep Borrell su charla -que era el acto número 1.090 organizado por Tribuna Ciudadana- en un salón lleno a rebosar y en compañía de Francisco Bastida, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, y del presidente de Tribuna Ciudadana, Alfonso Toribio. El exministro socialista y expresidente del Parlamento europeo hizo una vehemente defensa de la unidad nacional y del orgullo que para él significa "ser catalán, ser español y ser europeo". Es decir, explicó qué fue lo que le llevó a escribir (como coautor junto a Juan Llorach) el libro: "Las cuentas y los cuentos de la independencia". Un texto que desmonta los fundamentos de la autosuficiencia de Cataluña "con pruebas y cálculos reales".

Borrell comenzó por lo global para adentrarse en lo local, y de paso meterse de lleno en la actualidad informativa. "Tenemos algún problema que otro en Europa", dijo el exministro en tono irónico. "Unos 250.000 refugiados han cruzado las fronteras en sólo tres meses", afirmó a renglón seguido y en tono ya muy serio. "Los occidentales nos emocionamos al ver la foto de un niño muerto en la playa, pero luego no hacemos nada", remató. Silencio dramático en la sala y varias miradas clavadas en el suelo.

El que fuera presidente del Parlamento europeo propuso una solución para acabar con la oleada de refugiados sirios, turcos o norteafricanos hacia el viejo continente que no dejó a nadie indiferente. "Hay que pasar a la acción para conseguir que esas personas puedan vivir en sus países de origen con libertad y plena seguridad". Para lograrlo "si es necesario, habrá que mandar soldados y no sólo buenas palabras", afirmó.

Para Borrell, "el miedo ha hecho que Europa levante fronteras y muros" , que en realidad no sirven de nada "teniendo en cuenta que en 2050 habrá dos mil millones de africanos y que la situación de sus países parece que no va a mejorar demasiado".

El exministro cree que hay territorios y ciudadanos europeos empeñados en "marcar la diferencia". Y puso como ejemplo su estancia en Bruselas como presidente del Parlamento europeo. En aquella época, cuando hablaba en la calle en francés, siempre había alguien que se sentía molesto porque no se expresaba en flamenco. "De no ser por Bruselas y su sede de la Unión Europea, Bélgica ya se habría dividido".

Borrell pasó entonces a hablar de Cataluña, que a su juicio, también se empeña en marcar la diferencia con España. Así, cuando la presidenta del parlamento catalán, Carme Forcadell, dijo hace unos meses que los catalanes eran esclavos de España y les animaba a incumplir las leyes del Estado "estaba diciendo barbaridades porque defiende y vive en un fanatismo peligroso, y además se queda tan ancha".

El libro "Las cuentas y los cuentos de la independencia" es la mejor forma que tiene Borrell de demostrar, con los números encima de la mesa, que el independentismo de Cataluña "es un auténtico cuento chino". Así, el coautor consultó con las embajadas de medio mundo para conocer sus balanzas fiscales. "Todos los ejemplos económicos que ponen los catalanistas para afirmar que España les está ahogando económicamente son falsos", insistió el exministro socialista, que sorprendió al público al contar una de sus experiencias gastronómicas más apreciadas en Asturias. En concreto en Caleao: "Un paisano nos sirvió a Pedro de Silva y a mí uno huevos fritos exquisitos en Caleo. Estaban buenísimos. Ya ven. Asturias también me marca".