Marcos Álvarez Orozco, (Oviedo, 1972) se define a si mismo como "tiendólogo". Y es que su trabajo consiste en detectar fallos y carencias en establecimientos, a fin de determinar soluciones para incrementar las ventas. Ha trabajado en varias multinacionales del sector textil y se pasa la semana viajando. Eso sí , su base de operaciones está en Oviedo, en La Corredoria, donde pasó buena parte de su infancia y juventud.

El estrecho vínculo con La Corredoria . "Viví en la calle Bermúdez de Castro, muy pequeño me fui a Baracaldo, y luego a Lugones, donde viví hasta los once años. Entonces ya nos instalamos en La Corredoria, o mejor, en La Carisa. He visto el cambio del barrio al milímetro. Cuando yo era niño eran todo prados. Fui al colegio del barrio y tengo que decir, que después de treinta años seguimos haciendo una cena por Navidad a la que vamos todos los que podemos. Es curioso, pero ninguno de los integrantes de esa promoción está en el paro. Luego hice BUP y COU en el instituto Alfonso II. Soy de la misma promoción que la reina Letizia, me enteré cuando se casó con Felipe de Borbón, y me hizo gracia la coincidencia. Cuando terminé COU-porque yo soy de los que hicieron COU- me matriculé en la Facultad de Económicas de la Universidad de Oviedo. Estudié la carrera que me gustaba y ahora tengo el honor de impartir varias clases anuales en mi Universidad, por ejemplo, enmarcadas en la cátedra Ramón Areces. Me siento muy afortunado".

Aquel premonitorio curso de italiano. "Cuando acabé la carrera me apunté a hacer un curso de italiano en Roma. Todo el mundo me decía que estaba loco por no estudiar inglés. El caso es que en Roma conocí a mi mujer, Dulce Gutiérrez, que era de Oviedo y de mi facultad y que hacía el curso. Ella también es economista y se encarga de la pastelería que tenemos".

El encuentro con un gigante de la moda. "El caso es que Benetton iba a instalarse en el Norte de España y buscaban un economista que hablase italiano. Me presenté y me contrataron. Todos los que se reían de mi luego me decían, vaya suerte que tienes. La suerte hay que buscarla, creo yo. Empecé a trabajar en Oviedo, abrimos una tienda en el centro y llegué a ser socio de otra en un conocido centro comercial. Estuve cuatro años; me marché y durante seis meses fui gerente en una empresa de Avilés. Entonces volvieron a llamarme los italianos. Primero estuve un año en Madrid y luego en Bilbao, como responsable de la zona Norte."

La valiosa experiencia internacional. "Trabajar para grandes empresas ha sido una experiencia muy positiva. Te obliga salir del ámbito local. Te permite viajar y conocer otras formas de trabajo. También tengo experiencia con grandes marcas españolas. Llegué a encargarme de la mitad de España y el Reino Unido. En febrero hará cuatro años que me instalé por mi cuenta. Hago de tiendólogo, soy un doctor de tiendas. Mi trabajo es realizar un diagnóstico cuando la tienda no funciona. Trabajo con franquicias. Les doy formación, experiencia. Apenas existen especialistas en tiendas. Tengo la suerte de poner en práctica mi experiencia. Las pautas de consumo cambian, pero perdura ese principio de que hay que tratar siempre bien al cliente y escucharle. El problema es que a veces los vendedores no perciben las auténticas necesidades del cliente. De ahí parten muchos fracasos.

La calidad comercial de la ciudad. "El comercio en Oviedo está de la mitad hacia arriba de la tabla. Las marcas se establecen antes aquí que en Coruña o Santander. Es un enclave que se utiliza bastante como banco de pruebas. Los alquileres no son tan altos como en Bilbao o San Sebastián y ese es otro atractivo añadido. Cuando vengo los fines de semana sí que notó a la ciudad empequeñecida, con menos vida. Se ve mucho comercio cerrado, propietarios que no quieren adaptarse a los cambios. Así no se avanza. En Oviedo es muy fácil caer en la zona de confort. El problema es que cuando quieras salir de ella ya es muy difícil. También es bueno ampliar miras".

Largos paseos por el Fontán con los niños. "Tenemos tres hijos de once, siete y cuatro años; dos niños y una niña. A todos en casa nos encanta dar largos paseos en familia por El Fontán. En general, caminamos mucho por el Antiguo y el entorno de la Catedral. Cuando mi hijo mayor lee en el periódico alguna de esas cosas horribles que pasan por el mundo, tan frecuentes, siempre dice que en Oviedo no ocurren esas catástrofes. Se siente seguro. Y yo comparto esa sensación, porque es verdad: esta ciudad aporta sensación de cercanía y seguridad.

El eterno problema de las comunicaciones. "Echo de menos más conexiones aéreas en Asturias. Tengo la ventaja de que como me muevo mucho entre Oviedo y Castro Urdiales, si tengo que ir a Barcelona cojo el vuelo en Bilbao. Me dedico al coaching y me gusta ayudar a la gente a que encuentre el camino. La verdad es que me siento un privilegiado.

He corrido diez maratones, incluido el de Nueva York. Me encanta subir al Naranco desde la Corredoria. Este clima suave que tenemos acompaña para practicar este tipo de actividades. La afición por este deporte es un auténtico fenómeno, que ha contribuido a fomentar el consumo de ropa deportiva y también ha generado una tecnología, dedicada, por ejemplo, determinar que tipo de pisada tienes. Hay tiendas que te hacen un diagnóstico. Cuando te pones en blanco te vienen las ideas. Muchos de los libros que he escrito se me han ocurrido mientras corría".