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De la transparencia a la caza del topo

Concejales del tripartito proponen establecer controles en el acceso a informes y expedientes para evitar filtraciones que causan "malestar y roces personales"

Rubén Rosón, Ana Taboada y Nacho Fernández, en un Pleno. LNE

Ayer por la mañana, pasadas las once y media, Rubén Rosón (Somos) cogió LA NUEVA ESPAÑA y, bruscamente, la lanzó en mitad de la mesa donde estaba reunidos los concejales asistentes a la Junta de Gobierno semanal. El concejal de Economía abrió el periódico por la página tres para que sus compañeros leyeran un titular que, en realidad, ya habían leído: "Las grandes inversiones del tripartito en 2016 serán en alumbrado y limpieza".

Antes de que nadie contestara, el edil de Somos inició en alto su reproche: que no podía ser, que ya valía de que salieran estas cosas, que el borrador de los presupuestos que había publicado este diario era un documento interno del gobierno y que, a partir de ahora, cualquier expediente o informe que salga de su área va a tener que ser firmado por la persona que lo reciba.

La intención es evidente: si sabes a quién entregas tus documentos, sabes quién los tiene y sabes quién los puede pasar. Y si sabes quién los puede pasar, tienes al culpable. Los concejales se miraron unos a otros hasta que María Luisa Ponga, del PSOE, dijo, medio en broma medio en serio, la palabra clave: "el topo". Que hay periodistas que tienen topos que cuentan lo que los ovetenses, al parecer, no puede saber: que es en qué tiene previsto el tripartito gastarse su dinero.

No se sabe muy bien si lo que le molestó a Rosón fue que se filtrara el borrador de los presupuestos, o que no lo filtrara él, o que fuera este diario quien lo publicara en exclusiva. Ni siquiera se sabe muy bien si el aviso iba para los funcionarios, para los concejales de sus dos socios o para los suyos propios, que conocían la existencia del boceto perfectamente y llevan tiempo paseándolo y hablando de él con naturalidad por los pasillos consistoriales, como si nada.

Lo que sí se sabe es que, en una semana, en la Junta de Gobierno del Ayuntamiento se ha pasado de debatir la ordenanza de transparencia a proponer medidas para limitarla y, de paso, facilitar la caza del topo. Es decir: Ana Taboada presenta sus proyectos de transparencia y, siete días después, su número dos, Rubén Rosón, se molesta por una información relevante para los vecinos y dice que cuidado con contar por ahí lo que estamos haciendo, que eso se acabó.

La propuesta de Rosón, en realidad, se quedó en el aire porque nadie en la junta votó nada, pero sí sirvió para explicar los regates y las miradas esquivas que tuvieron ayer determinados concejales de gobierno, no fueran a aparecer en el sumario como sospechosos por juntarse un rato con el plumilla de turno. ¿Topo yo? Para nada.

Hay en el gobierno quien sostiene que las filtraciones causan "malestar y roces personales" entre ediles y que en las juntas se ha vuelto a hablar de "deslealtad" después de "unos meses de tranquilidad". El tripartito busca al topo que sabe que una vicealcaldesa se derrumbó entre lágrimas no hace mucho ante sus compañeros. También la jefatura de la Policía Local busca al topo de la grúa. Debe ser que los topos están de moda.

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