Francisco Alonso Fernández (Llanera, 1957) es ante todo pragmático. Este enamorado del casco viejo dedicado al mundo inmobiliario, vive desde hace cuarenta años en una casa de la calle San José y no la cambiaría por otra. Considera el Antiguo como un pequeño paraíso urbano con "algún que otro defecto" que hay que solucionar. Ese es el objetivo de "Oviedo Redondo", la asociación vecinal que preside y que en un año ha logrado programar una decena de actividades culturales gratuitas a pie de calle y que ahora pone sobre la mesa varios proyectos para dar vida al barrio.
-¿Qué diferencia a la asociación "Oviedo Redondo" de otras agrupaciones vecinales de su entorno?
-Las otras se centran en denunciar problemas como el ruido nocturno. Nosotros vamos más allá, al querer aumentar la población del barrio y su actividad económica, y promocionarlo por algo más que por el ocio de fin de semana.
-Entonces, ¿no hay demasiados decibelios en el casco antiguo?
-El Antiguo durante el día es igual que un pueblo de Castilla porque no se oye prácticamente nada. Bueno sí, las máquinas de la limpieza y los camiones de reparto. Sólo hay ruido por la noche generado por los botellones, no por los bares. Si un local cumple la normativa vigente, no genera ruidos. Así que el Ayuntamiento debe perseguir a los que incumplen la ley. Hay que tener claro que el ocio es un motor económico de esta zona y que si se cerrasen los bares, perdería el 50 por ciento de su fuente de ingresos.
-¿Cómo se puede conseguir la otra mitad de los ingresos?
-Los bares eran un monocultivo en el Antiguo hasta hace unos años, pero ya han alcanzado su tope. Los locales cambian de cara y no se abre ninguno nuevo. Es hora de que se revise la ley de autónomos para que los emprendedores no tengan que pagar tanto por abrir una tienda, y de que los propietarios cedan y cobren un alquiler más bajo. También queremos que aquí se genere trabajo. Lo que Oviedo necesita en los terrenos del gasómetro, en pleno Antiguo, o en La Vega es una súper empresa que garantice trabajo a miles de personas. Cuando los políticos no saben qué hacer con un edificio montan un centro cultural. Primero que creen empleo, que luego la gente ya irá al cine.
-Entonces, ¿no está de acuerdo en convertir la Fábrica de Gas en un espacio artístico?
-No me parece necesario, ni creo que sea el lugar más idóneo para hacer eso. Es posible que el suelo esté contaminado al haberse usado coque durante años. Es más importante trazar un plan de rehabilitación de edificios deshabitados en el Antiguo, como en la calle Salsipuedes, para aumentar el censo del barrio y evitar su envejecimiento.
