A poco que se pasee por algunos rincones del pueblo de La Fresneda, se percibe pronto el amor que sus vecinos sienten por el lugar donde viven y al que, en muchos casos, pertenecen. Casi todas la antiguas casas están rehabilitadas además de haberse construido otras nuevas, una parte pertenecientes a hijos de los primeros residentes, y otros llegados de otros lugares a vivir a este precioso pueblo sierense.

Para charlar con algunos de sus vecinos nada mejor que tener como cicerone, en este viaje, al presidente de la Asociación de Vecinos "El Molín de La Fresnera", Juan Luis Muñiz Díaz, un hombre de 38 años dispuesto a luchar por las demandas de sus vecinos así como también y entre otras cosas, por recuperar la perdida fiesta de San Antonio, que se celebraba en julio. "Aquí viven unas 150 personas. Yo diría que el 75 por ciento es gente de toda la vida del pueblo, vecinos ya de varias generaciones. Apenas queda una casa vacía. En general las van heredando hijos y nietos que continúan aquí. Muchos mayores aún mantienen activos sus huertos e incluso algunos también tienen su ganado: algunas vacas, ovejas, gallinas etcétera", señala este joven.

Los vecinos siguen reclamando el nombre de su pueblo como tal, aunque mucha gente sólo piense en la urbanización que, muy cerca, se llama igual. De hecho hay quien hasta desconoce que exista el pueblo de La Fresneda, que es uno de los barrios de la parroquia de Viella junto con La Belga, El Cogollo, El Ferreru, Naón y la urbanización de La Fresneda.

Los cambios de este pueblo los recuerda bien Manuel García Sánchez que allí vive desde 1959. "Lo primero que se hizo aquí fue la traída del agua y más tarde el colector. En 1959 no había aquí ni carretera, ni luz pública ni colector. Recuerdo que el ayuntamiento puso la tubería y los vecinos, sextaferiando los domingos, la pusimos a pico y pala. Éramos quince los que hicimos la obra, hoy quedamos vivos sólo tres", recuerda este vecino de La Fresneda sentado en el banco, delante de su casa, y donde está ubicado también uno de los hórreos más antiguos de este barrio y que es de su propiedad. "Lo trajimos de fuera. Fue construido en 1850", recuerda Manuel. Él, junto con el resto de los residentes, también es partidario de que el Ayuntamiento se ponga manos a la obra y realice de una vez la acera en una de las márgenes de la carrera que atraviesa el pueblo, un tema que tendrá su continuación en esta serie con una nueva página dedicada a este pueblo el próximo sábado.