Fumador y con depresión. Éstos son los dos requisitos que han de cumplir las personas que quieran participar en un proyecto de investigación de la Universidad de Oviedo que, hasta la fecha, ha registrado una tasa de éxito del 40 por ciento en diversos colectivos. Es decir, que un año después del tratamiento, cuatro de cada diez pacientes no consumen tabaco. La terapia, gratuita, es puramente psicológica, es decir, no incluye ninguna de las sustancias clásicas de deshabituación (chicles, parches...).

"Buscamos personas con depresión que fumen diez o más cigarrillos al día", explica Alba González de la Roz, una de las integrantes de la unidad clínica de conductas adictivas, dirigida por Roberto Secades Villa. "Los tratamientos farmacológicos tradicionales para dejar de fumar no funcionan bien en este tipo de pacientes", agrega. El método consiste en reducir el consumo de tabaco de forma gradual, a un ritmo del 30 por ciento semanal. ¿Objetivo final? Que el paciente deje de fumar en un plazo de ocho semanas.

"Una eficacia del 40 por ciento a los 12 meses es un resultado bueno. Si en esta investigación se cumpliera, demostraría que el método es aplicable a un colectivo con un perfil diferente al que se había ensayado hasta el momento", explica Alba González. Los integrantes del grupo de investigadores de la Facultad de Psicología están reclutando pacientes para su proyecto. Los elegidos se someterán a la terapia psicológica a lo largo de ocho semanas. Posteriormente, serán seguidos a lo largo de un año: una vez al mes durante los tres primeros meses; otra vez a los seis meses; y una última a los doce meses. El proyecto se desarrollará a lo largo de dos años.

"El nivel de motivación del paciente se valora en la primera entrevista, antes de empezar la terapia", precisan los psicólogos. "Cabe la posibilidad de que la persona con depresión no tenga una intención inmediata de dejar el tabaco, pero trabajaremos con el objetivo de que establezca una fecha futura sino que establezca una fecha futura, pero firme, agregan.

Los candidatos a participar en el programa deberán estar diagnosticados de depresión o simplemente sufrir algunos de los síntomas característicos. Según la experiencia previa de los investigadores, al cabo de las seis sesiones iniciales no fuma el 95 por ciento de los pacientes; al cabo de seis meses, entre un 60 y un 70 por ciento; y a los doce meses un 40 por ciento está abstinente.

"Nuestro trabajo pretende evaluar la eficacia y la relación coste-efectividad de este método para valorar su posible aplicación en un contexto más amplio, por ejemplo en el conjunto de toda Asturias", indica Alba González.

Las propuestas de intervención psicológica se desarrollan en la unidad clínica de conductas adictivas, que cuenta con ayudas de la FICYT para el apoyo de la actividad investigadora 2014-2017. Los interesados en participar en este proyecto deben contactar con los investigadores en el correo electrónico "grupoca@uniovi.es" o en el teléfono 985104189.