Seis candelabros de bronce, un atril, la naveta para el incienso, el misal y el dinero que había en el cepillo de la Virgen de Covadonga fue el botín de los ladrones que la noche de Todos los Santos entraron en la iglesia parroquial de San Pablo de la Argañosa. El párroco, Antonio Vázquez, descubrió el robo al día siguiente y sus autores aún no han sido detenidos.
Los hechos se produjeron el pasado 1 de noviembre, relata el párroco. Al acabar la última misa del día el ladrón o ladrones se escondieron en una zona poco visible de la iglesia, próxima a la sacristía, y aguardaron a la noche, cuando ya no quedaba nadie en el interior para profanar el templo sustrayendo objetos de culto y reventando el cepillo de la Virgen de Covadonga, que está en una nave lateral.
Con el botín encima no tuvieron más que deslizar los pestillos interiores y escapar. Antonio Vázquez explicaba ayer que por motivos de seguridad ante un incendio no pueden instalar otro tipo de cierre interior.
A día de hoy la Policía Nacional no ha dado con los ladrones y las piezas robadas no han aparecido.
El párroco afirma que el valor de los candelabros, de bronce, supera los cien euros y desconoce la cuantía de las limosnas robadas.
Esta no es la primera vez que roban en la iglesia de San Pablo, ubicada al final de la calle Valentín Masip. Antonio Vázquez afirma que años atrás eran comunes los robos de las limosnas en la capilla de la entrada. El problema se subsanó con la instalación de cámaras.
Ahora la parroquia está instalando el mismo sistema de vigilancia en el interior del templo y Antonio Vázquez confía en que una vez en funcionamiento servirá para hacer desistir a los ladrones de nuevas fechorías.
