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Iceta: "María y José huyeron a Egipto como los refugiados escapan del horror"

El obispo de Bilbao defiende la acogida de inmigrantes en Europa y los "valores tradicionales de la familia" en una conferencia en el Seminario

Iceta: "María y José huyeron a Egipto como los refugiados escapan del horror"

Sencillo y cercano. Así fue el discurso que ofreció ayer el obispo de Bilbao en el Aula Magna del Seminario de Oviedo ante un público que abarrotó la sala. Mario Iceta Gavicagogeascoa explicó con detalle las conclusiones del Sínodo de las Familias, una cita a la que acudió hace un mes en Roma junto a otros 269 obispos (solos cuatro eran españoles) para reflexionar sobre el papel actual de padres e hijos en la sociedad y los principales retos de la Iglesia. "No sólo debatimos allí de las personas divorciadas que se han vuelto a casar civilmente o de si pueden o no recibir la comunión. No. El Sínodo fue mucho más". Iceta estuvo acompañado en la mesa presidencial por el arzobispo, Jesús Sanz; el recientemente nombrado obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez; y el párroco de San Francisco de Asís, Fernando Llenín.

En ese "mucho más" el obispo de Bilbao incluyó la defensa de los inmigrantes de países en conflicto que buscan refugio en Europa. "María y José huyeron a Egipto como los refugiados escapan ahora del horror. La Iglesia está con ellos", afirmó Iceta, que gracias a su charla desenfadada y a su enrevesado segundo apellido, "Gavicagogeascoa", dibujó más de una sonrisa. De hecho, Llenín pronunció el nombre despacio, con cierta dificultad, aclarando que el obispo "es de Guernica y no sé si tendrá ocho apellidos vascos". Iceta fue también muy afectuoso con el nuevo obispo de Astorga, hasta ahora auxiliar de Oviedo, al que saludó efusivamente al entrar y dedicó unas palabras.

Para el obispo de Bilbao, "el gran colchón de la crisis económica ha sido la familia", al considerar que "gracias a la ayuda de abuelos, hermanos o tíos, muchos padres han podido salir adelante". Así, Iceta explicó al público "a grandes rasgos" los 94 puntos que conforman el documento elaborado por los participantes en el Sínodo de las Familias y que el Papa Francisco revisará.

Entre los grandes desafíos de las familias y la sociedad de hoy en día está la adhesión al compromiso, la conciliación de la vida laboral y personal, la recuperación de la familia tradicional, o la superación de la ideología de géneros "que desdibuja el papel del hombre y de la mujer haciendo que el concepto unisex prevalezca sobre todas las cosas".

El Sínodo de obispos aprobó en octubre por unanimidad los 94 puntos del texto final, que en una de sus conclusiones propone que sean los sacerdotes los que tengan la última palabra sobre la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar, sin mencionar a las parejas de personas del mismo sexo. Sin embargo, la aprobación de este punto no contó con el visto bueno de la gran mayoría. Es decir, sólo contó con algo más de los dos tercios de votos exigidos para dar luz verde a una propuesta.

Los padres sinodales señalaron que "es deber de los presbíteros el acompañar a las personas interesadas en la vía del discernimiento según las enseñanzas de la Iglesia". Y que será necesario que estas personas hagan "un examen de conciencia, a través de momentos de reflexión y de arrepentimiento" una vez que toman la decisión de volver a unir sus vidas con otra persona.

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