Lleno ayer en el bar Chicote de la plaza del Solo para despedir a su dueño, Francisco Álvarez, que, ante su jubilación, deja los trastos en manos de su hijo.

Y lleno como hace 43 años también el cajón del dinero, rebosante de "rubias", después de una jornada en la que cobró en pesetas vinos, cuba libres y tapas, con el mismo precio que el día de la inauguración. Un vino costaba ayer tres pesetas en lo que fue una jornada de fiesta que Francisco Álvarez vivió rodeado de clientes y amigos.