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En el 34, a tiros como en el Oeste

Mayuli Peña sueña con escribir un libro con las historias de su padre, primo del líder de la revuelta minera Ramón González-Peña

Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Mayuli Peña tiene la ilusión de escribir un libro. Quiere contar en él la historia de su padre, Manuel Peña Iglesias, y con ella una parte de la de los revolucionarios del 34, la Guerra Civil y los campos de trabajo para los presos políticos. Manuel Peña, ya fallecido, socialista y emparentado con históricos del socialismo español, compartía con su familia aquellos acontecimientos comparándolos con las novelas de vaqueros a las que era aficionado y guardándose para él las miserias, según refiere su hija.

Manuel Peña Iglesias era primo del líder minero Ramón González-Peña, nacido en Las Regueras y miembro del último gobierno de la República. Fue él quien lo introdujo en las ideas del socialismo y compartieron destino durante años convulsos. Al acabar la Guerra sus caminos se separaron: Ramón huyo a México y allí murió en la indigencia; Manuel, con varias penas de muerte encima, salvó la vida pero no se libro de los trabajos forzados en las minas de Galicia. Mayuli Peña quiere recuperar su historia.

Ramón González-Peña fue expulsado del PSOE por Indalecio Prieto, junto a otros miembros del último gobierno de la República que presidía Juan Negrín. Mayuli Peña asistió al acto de 2009, con Leire Pajín y Alfonso Guerra, en el que el partido les devolvió el carné y rehabilitó su memoria.

Mayuli Peña cuenta que su padre admiraba y sentía devoción por Ramón González-Peña, miembro notable de la UGT, y empezó a colaborar con el PSOE siendo poco más que un niño. "Primero hacía trabajos como correo; luego ingresó en partido", relata. En aquellos años siempre iba de la mano de su primo. "Él nos contaba que la suya había sido la segunda pistola que había salido en el 34, la primera era la de Ramón", recuerda su hija. "Mi padre leía novelas del Oeste y cuando le preguntábamos nos hablaba de lo que pasó en el 34 explicándonos: ¿Cómo es con los indios y los vaqueros? ¿Pues esto era igual?".

Mayuli Peña dice que mantuvo esa misma actitud respecto a su cautiverio en el campo de trabajo de Fontao, en Galicia, donde permaneció durante nueve años. Su hija cuenta que sobre su cabeza pesaban dos penas de muerte, una por los sucesos del 34 y otra por la Guerra Civil. En 1938 le fueron conmutadas por treinta años de prisión, que empezó a cumplir en el campo de internamiento de Fontao, trabajando en las minas de wolframio de la comarca del Deza, en Pontevedra. También pasó por la cárcel modelo de Oviedo, los penales de Salamanca y de Burgos. En casa, según Mayuli Peña, contaba que en este último había conocido a Javier Arzallus y de su convivencia con los presos vascos, Manuel Peña recordaba que "eran muy católicos y no perdían nunca la misa".

"Siempre tenía anécdotas simpáticas de aquellos tiempos, si hubo penurias él no nos hablaba de ello", asegura su hija. Una de esos relatos curiosos es el de su salida del campo de internamiento: "En el primer permiso que le dieron no regresó, y se fue con un cerdo que le habían regalado sus compañeros".

La mina y la militancia socialista la llevaban los Peña en la sangre. El pozo Nicolasa se llama así, según Mayuli Peña, por la abuela de Ramón González-Peña: "Un hijo se le murió en el pozo y no lo pudieron rescatar, así que iba allí a llorar por él".

Manuel Peña dejó atrás la prisión y se hizo agente comercial, porque con sus antecedentes penales nadie le contrataba. Luego se convirtió en empresario. Su primo Ramón González-Peña murió en la calle, según la familia, y una vecina tuvo que prestar una sábana para cubrir su cuerpo.

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