La capital asturiana recuperó ayer al mediodía la normalidad tras dos jornadas con el tráfico cortado en la "Y", uno de los principales accesos a la ciudad, a causa de la contaminación. La reducción de la circulación y la llegada de las primeras lluvias tras varios días de anticiclón contribuyeron a rebajar los niveles de partículas en suspensión, que se habían disparado hasta valores que duplicaban los límites legales. Desde un primer momento, el Ayuntamiento de Oviedo dejó claro que no estaba por la labor de cortar el tráfico -al considerar que la contaminación se debía a más factores- pero que el gobierno regional no les había dejado otra salida. Ayer, con la gestión de la crisis superada, lo recalcó el concejal de Seguridad Ciudadana en Oviedo, Ricardo Fernández (PSOE): "Los cortes de tráfico son sólo parches, esa no esa la solución". En el Ayuntamiento creen que no es solamente un problema del tráfico, que se debe atajar el problema en su raíz con una solución global.

Nunca antes en la ciudad se habían aplicado medidas como las de este puente festivo para reducir la polución. El concejal de Medio Ambiente, Ignacio Fernández del Páramo (Somos), explicó que la ciudad estuvo el año pasasdo "a punto" de rebasar los límites legales que permite la Unión Europea, aunque entonces no se adoptó ninguna medida preventiva. La legislación es clara en este asunto y solo permite a las administraciones "pasarse" de los valores considerados perjudiciales para la salud 35 de los 365 días del año. Cuando el Principado dijo que había que cortar el tráfico, la estación del Palacio de los Deportes llevaba ya 31 días en negro, según los primeros datos oficiales del pasado domingo. Las predicciones meteorológicas no anunciaban lluvia hasta el martes y las partículas en suspensión continuaban disparadas. Así que era fácil que, de aquí a final de año, Oviedo se pasase de la raya. Incumplir la normativa significa que Europa señala al infractor en sus mapas ambientales como un "punto negro" de contaminación, a la vez que exige la adopción de una batería de medidas correctoras.

Fernández del Páramo considera que el asunto "es serio" porque afecta a la salud pública y que, por lo tanto, requiere de soluciones "serias". Lo que Oviedo quiere -hoy se celebrará una reunión de trabajo a dos bandas entre el Principado y el Ayuntamiento- es la elaboración de un inventario de elementos contaminantes que pueden afectar a Oviedo, así como un protocolo que estipule cómo actuar en situaciones de alerta medioambiental por contaminación atmosférica. Asimismo, Ignacio Fernández del Páramo señala que el objetivo de la administración local es acercarse cada vez más a las exigencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mucho más estricta con los límites saludables de las partículas en suspensión que la Unión Europea.

Así las cosas, la ciudad pudo recibir ayer con la autopista "Y" a los ovetenses que se ausentaron estos días tras el puente festivo. "Hemos podido quitarle a tiempo el engorro al ciudadano. Lo que es indiscutible es que descendieron notablemente las partículas con la restricción al tráfico, pero Oviedo no está preparada, en un día normal, desviar todo el tráfico de la "Y" por Teatinos. Las administraciones tenemos que ponernos a trabajar en busca de una solución, pero solo a nivel local poco podemos hacer", señaló Fernández.

Los hosteleros creen que la alarma "daña la imagen de la Asturias verde"

Aunque la crisis medioambiental por contaminación ha quedado puntualmente resuelta, Oviedo camina aún sobre la cuerda floja y está solo a dos días de convertirse en "punto negro" de contaminación. El último dato que han pasado desde la Consejería de Medio Ambiente al Ayuntamiento de Oviedo es peor que el difundido el domingo. Tras analizar la lectura de la estación medidora de contaminación en el Palacio de los Deportes, la nueva cuenta señala que en este emplazamiento la contaminación ha estado por encima de los niveles permitidos un total de 33 días. El máximo es 35 días. Fuentes municipales explicaban ayer que la situación no tendría por qué volver a repetirse, aunque es algo que no se puede prever. Por eso, el Ayuntamiento pidió ayer la colaboración de los ciudadanos para que, en la medida de lo posible, utilizasen el transporte público en lugar del coche particular para desplazarse a Oviedo y también para moverse por la ciudad.

"Mala imagen"

Por su parte, la patronal de hostelería y turismo de Asturias, Otea, criticó ayer las restricciones al tráfico en la capital del Principado durante el puente festivo, por ofrecer "una imagen negativa" de Asturias. "Nos extraña que hasta ahora no hubiera habido ningún síntoma previo de que una situación como esta pudiera producirse. Para nosotros esta medida es preocupante, no tanto por el perjuicio concreto a los conductores de Oviedo y visitantes, en pleno puente festivo de la Constitución, sino por la alarma que se genera y la imagen negativa para Oviedo y Asturias en general", explicaron ayer fuentes de la patronal Otea.

"Creemos que antes de adoptar este tipo de medidas, que inevitablemente generan una gran repercusión, deben valorarse las consecuencias, porque es posible que se provoque un perjuicio mayor que el mal que se pretende combatir. Es una alarma que daña la imagen de la Asturias verde sin justificación ", aseguró la patronal que reúne a la mayor parte de establecimientos hosteleros y hoteleros del Principado. "Para el turismo de Asturias, que tiene en el medioambiente, en el paisaje y en la naturaleza uno de sus atractivos, es un claro perjuicio porque provoca una visión negativa de nuestra región y de nuestra ciudad que evidentemente no se corresponde con la realidad", añaden los hosteleros.